Caracas y Buenos Aires comparten con Quito la tesis que el mercado es mal amo pero buen siervo. Los tres regímenes son propensos a micromanejar la economía, lo que les rinde fruto en el corto plazo, pero siempre hay algo que se escapa al control, requiere otra tanda de medidas, y se forma un enredo tal que tarde o temprano termina en colapso.
Venezuela y Argentina micromanejan el mercado cambiario, mas no así Ecuador, dada la dolarización de la que recurrentemente se lamenta el Primer Mandatario. A Nicolás y Cristina el mercado cambiario se les tornó cimarrón, liberándose de sus ataduras y convulsionando las economías llanera y pampera.
Hoy colapsa en Argentina lo que allá denominan cepo cambiario (que describimos en columna del 26 de marzo pasado enviada desde Buenos Aires). Ante el auge de un mercado paralelo imparable (al que llaman “blue”), Cristina Kirchner finalmente capituló. En enero devaluó el peso en 23% por etapas y liberó parcialmente la venta de dólares bajo el modelo de “flotación sucia”, o sea creando incertidumbre.
Cristina toma esta medida una vez que en las elecciones seccionales de octubre 2013 su agrupación política solo capta un tercio de la votación, lo que le cierra el paso a una reforma constitucional que le permita un tercer período. Hay fecha pare el fin del régimen K: diciembre 2015, tras doce años de gobierno.
La flotación sucia no ha logrado su objetivo, puesto que el dólar oficial está en 8,01 pesos y el “blue” cierra el mes en 12,90. La devaluación causó un alza generalizada de precios que el Gobierno no sabe cómo detener. Las demandas laborales de alza salarial no tardarán en venir.
En Venezuela la situación es peor. El bolívar oficial se mantiene a la cotización de 6,3 por dólar desde febrero 2013 cuando lo devaluaron 47%. El elevado gasto público y la conversión de los dólares petroleros a 6,3 bolívares inciden en que Venezuela incurra en un déficit fiscal del 15% del PIB.
En julio 2013, a poco de asumir el poder, Maduro dispuso que las empresas pueden obviar la falta de acceso al dólar oficial adquiriéndolo en subastas. Cada vez son menos las divisas que se venden al tipo oficial y más las que se colocan bajo subastas donde a la fecha el dólar se transa a 11,36 bolívares: el Gobierno devalúa en 80% por etapas.
Pero esto no bastará: en el mercado paralelo un dólar cuesta 80 bolívares. Los precios internos se disparan, el Gobierno mira benevolentamente los saqueos, hay desabastecimiento. Hay expectativas de una macrodevaluación, la economía está convulsionada y los pobres que no tienen acceso al dólar, se angustian puesto que serán los grandes perdedores.
Los ecuatorianos dolarizados a la vez nos apenamos por el sufrimiento de ambos pueblos y suspiramos con alivio que esa penuria es acá impensable.