La historia reconoce los buenos y malos ejemplos. Los primeros siempre se impondrán a los episodios negativos y las malas enseñanzas que han contribuido a la desunión, la división interna, la confrontación y estigmatización a los que discrepan y critican.
Basta comparar entre lo uno y lo otro, más allá de los logros materiales y de la obra pública.Hace 20 años se produjo una acción ejemplar de trabajo y unidad nacional por el conflicto territorial con el Perú en el Alto Cenepa. Las FF.AA. nacionales cumplieron una página brillante, demostraron su profesionalismo y defendieron con pundonor la soberanía e integridad territorial. Sin embargo, cuántos héroes del Cenepa no deben manchar su acrisolada hoja de vida con un cargo pasajero en un gobierno de turno. Otros, en cambio, esperan la pensión que les ofrecieron tras la aprobación de una ley.
Hubo liderazgo presidencial, que unió al país en un solo objetivo. Posicionó al Ecuador en el ámbito internacional y con la firme acción militar se hizo respetar la tesis nacional, que había rebasado el discurso patriotero del pasado y dio paso al pragmatismo, que permitió posteriormente la consecución de una solución definitiva de paz, aunque se sacrificara territorio.
Qué positivo resultó atestiguar cuando el Primer Mandatario de la nación invitó al Palacio de Carondelet a expresidentes y exvicepresidentes de la República, muchos de los cuales ni siquiera se habían dado la mano y política e ideológicamente tenían serias diferencias. Empero, el gesto del Mandatario en funciones fue aceptado y resaltado, en una demostración de la superación del parroquialismo ecuatoriano, que penosamente aún subsiste, de administrar el país solo con el grupo de seguidores y los identificados con el movimiento oficial, muchos de los cuales se han distinguido por servir a distintas administraciones. Cuántos de los que han disfrutado del poder han estado vinculados a partidos de derecha, centro e izquierda, pero cambian de camiseta y se acomodan al régimen de turno.
Un hecho importante constituyó la destacada participación de los medios de comunicación ecuatorianos. Quienes tuvimos oportunidad de entrar y verificar en Tiwintza y recorrer en diversas ocasiones otros puestos de la frontera sur con el Perú fuimos testigos de la acción nacional, a la que habían contribuido los diversos sectores sin distingo, público y privado, civiles y militares, religiosos, organizaciones sociales. Allí no se cuestionó la ideología ni se clasificó entre seguidores y enemigos. Todos actuaron al unísono, sin divisiones ni deslegitimaciones.
Al igual que en otros pasajes de la historia reciente, los medios de comunicación contribuyeron con sus investigaciones y críticas que permitieron reflejar los hechos del momento. Eso reafirma también que los medios, tan vilipendiados en la actualidad, sí han tenido una positiva actuación profesional.