Enfrentar el tema waorani y la protección a los tagaeri-taromenani amerita un debate nacional. Un debate más allá de la confrontación, de los protagonismos, de los lugares comunes e incluso, de los tabús y de las ideas preconcebidas o de los prejuicios. Un debate más allá de las diferencias ideológicas o políticas o culturales.
Amerita hacer un paréntesis para saber en qué fallamos y cómo enmendar nuestros errores, los errores colectivos, los errores como sociedad, los errores ya sea en la toma de decisiones o en la falta de iniciativas.
Amerita hacer propuestas urgentes para que las medidas de protección resulten efectivas a la hora de defender la vida. Amerita decisiones, acciones y compromisos. Y tender puentes. Puentes de paz. Puentes de paz entre waorani y taromenani, pero también entre campesinos y waorani, entre waorani y waorani, entre waorani y “cohuori”.
Puentes entre las instituciones del Estado. Puentes entre el Estado y la sociedad civil. Puentes entre la misma sociedad civil y sus más distintos actores. Puentes entre las autoridades locales. Compromisos. Conocimiento.
La causa de defensa de la vida es una sola. La causa de la defensa de los más débiles y desprotegidos es una sola. La causa requiere calma y paciencia. La causa requiere pensar en salidas eficaces frente al espiral de la violencia que ha estallado. La causa requiere escuchar. Y conversar. Y estar atentos.
La causa requiere un cierto orden, además, de gran sensibilidad. La causa requiere recuperar el tiempo perdido y plantearse seriamente el problema: empezar de cero porque algo no ha funcionado.
La causa no es fácil. Requiere atención. Propuestas. Recomendaciones. Cumplimiento de directrices de organismos internacionales. La causa requiere presupuestos, información, investigación, legislación adecuada. La causa requiere más acuerdos que desacuerdos. La causa no necesita opositores vehementes, ni posiciones intransigentes.
La causa debiera ser un pretexto para reflexionar, desde todos los actores, en los problemas de fondo de un conflicto que nos cuesta entender y al que hemos de ponerle atención. La causa no necesita ni que se eche leña al fuego ni que se haga leña del árbol caído. La causa debe partir de reconocer que algo ha fallado y de revisar actuaciones para actuar, con cierta eficacia.
La causa necesita responder frente a las víctimas y reparar daños, esclarecer los hechos y buscar salidas justas. La causa necesita acciones pensadas a partir de los hechos violentos que se han dado y que no pueden ser ignorados por la sociedad.
La causa necesita de una agenda, de una hoja de ruta y de sentido común (que es, como dicen, el menos común de los sentidos). La causa, eso sí, tiene una urgencia: evitar que más sangre se derrame en la selva. ¿Podremos con esto?