En un condado de la Florida, una joven mujer fue acusada de haber asesinado a su hija de tan solo 2 años y medio. La niña apareció flotando sin vida en la piscina de la casa. La madre, Casey Anthony, no reportó el incidente a la Policía sino un mes después de haber sucedido el infausto suceso. Una vez conocido lo que había acontecido, la prensa se dedicó a fabricar una serie de hipótesis que pretendían inculpar sin fórmula de juicio a la madre de la criatura. El caso, por la cobertura dada por la prensa sensacionalista, captivó al público norteamericano, el mismo que seguía día a día los acontecimientos. Los programas de opinión más sintonizados de los Estados Unidos invitaban a abogados, forenses y demás para que digan lo que la audiencia quería escuchar: que Casey Anthony era culpable. La Fiscalía presentó varios cargos en contra de la acusada que, en caso de haber sido encontrada culpable, hubiera sido condenada a la pena de muerte. De acuerdo a la ley penal anglosajona, el juez no es el que dicta sentencia, sino un grupo de ciudadanos que son escogidos y calificados por las partes para que actúen como jurados. Dada la acumulación de cargos, se debían elegir doce ciudadanos para que integren el jurado. Dada la notoriedad del caso, los miembros del jurado debían permanecer en el recinto judicial hasta la terminación del mismo. Fueron cuatro días intensos donde se presentaron por parte de la Fiscalía y de la defensa cerca de 400 personas entre testigos, expertos forenses y familiares de la acusada. Mientras se desarrollaba la Audiencia, los medios transmitían lo que había sucedido durante el día, y hacían sus propias interpretaciones para que se encuentre a Casey culpable. Sin ninguna duda, la mayoría de los televidentes estaban seguros que Casey sería encontrada culpable. Terminadas las interrogaciones, la Fiscalía y la defensa presentaron sus argumentos de cierre, luego, el Juez solicitó a los miembros del jurado que entren a deliberar para que dicten sentencia. En total fueron once horas de deliberaciones hasta que alcanzaron por unanimidad la decisión. En sobre cerrado la sentencia fue entregada al Juez que pidió por secretaría que se la lea . El jurado absolvió a Casey por considerar que la Fiscalía no había presentado pruebas que implicaran a la joven en el asesinato de su hija. Todo lo que se presentó eran evidencias circunstanciales. Esta decisión generó reacciones adversas en la ciudadanía que ya había dictado sentencia. El Fiscal y su equipo aceptaron el veredicto como debe ser en un país en donde se respeta la letra de la ley, y los defensores en rueda de prensa indicaron que habían derrotado al jurado número 13, en alusión a la prensa que pretendió influenciar en el veredicto. Un caso que nos deja muchas enseñanzas.