Hace dos semanas visité Lima. El director y dos miembros de la ANH del Perú, luego de la reunión en la Casa de Osambela, me invitaron a almorzar en el centro de la ciudad de los virreyes. Conversamos sobre el apoyo que debemos dar para que investigadores nacionales cuenten con el respaldo de nuestras instituciones y se ayuden mutuamente en la búsqueda de información en archivos de nuestros dos países; y también de conferencias que podemos organizar para intercambiar ideas, visiones y conocimientos.
En noviembre del año pasado, en este diario, leí un reportaje sobre Caral, y la antiguedad de este grandioso sitio que tiene monumentales pirámides y ha sido reconocido por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. Para conocer más sobre los avances y descubrimientos de la arqueología peruana, visité y tuve una interesante entrevista con la Dra. Ruth Shady, sobre este y otros sitios de la costa del Perú, especialmente aquellos hacia el norte de Lima. Caral y sitios aledaños están ubicados cerca del mar, en un valle a 350 msnm, donde se producía camote, fréjol, zapallo, papa, maní, entre otros alimentos, y algodón en grandes cantidades, lo que con la fabricación de textiles, seguramente era la base de su próspera economía.
Los habitantes de Caral, desde 3 000 a. C. comerciaban con los de la Costa, Sierra y Amazonía, lo que se comprueba con la existencia de vestigios de todo tipo de marisco, piedras y maderas de esas regiones. La Dra. Shady está convencida que las relaciones, aún en épocas remotas, de los pueblos de Caral con los de Ecuador era una realidad. Se confirma con la existencia de Spondylus en los sitios arqueológicos.
Resulta curioso que no se haya encontrado cerámica en Caral, a pesar que en Valdivia, cultura de nuestra costa desarrollada entre 3 500 y 1 800 a. C., se utilizaban técnicas para cocer el barro. De la conversación con la reconocida arqueóloga peruana me quedó la certeza que mucho tenemos que estudiar los conocimientos arqueológicos, antropológicos y linguísticos que se están haciendo en el Perú, para enriquecer estas ciencias en nuestro país, y entender más sobre el origen y alcance de ancestrales relaciones.
Hace bien el Gobierno nacional, invirtiendo en la recuperación de los sitios en el cerro Jaboncillo e impulsando investigaciones y estudios arqueológicos que nos ayuden a conocer el avance cultural de los pueblos que habitaron Ecuador, y la arraigada y antigua experiencia comercial.
Me queda pendiente una visita, no solo a Caral, sino a Sipán, Ventarrón, Sical, las Huacas del Sol y la Luna, Chanchán y otros, cuyos pueblos tenían amplias relaciones con culturas ecuatorianas.