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El Gobierno sigue tomando medidas frente a una crisis que percibía hasta hace poco como un “bache” temporal. Los anuncios de recortes presupuestarios para el 2016 llegaron también con la decisión de eliminar los subsidios de combustibles que reciben los industriales y las líneas aéreas y navieras. Se mantienen, sin embargo, para el transporte público y para la pesca artesanal.
Hay razones para pensar que la eliminación seguirá -de esta última se dice que debe afectar solo a los ricos, aunque impactará en los costos de producción y operación-, pues los créditos no son suficientes frente a las necesidades del 2015, más aún cuando está por concretarse el fallo sobre Oxy. Por lo pronto, el Gobierno ha decidido transparentar los subsidios que reciben los usuarios.
Hoy por hoy, el presidente Rafael Correa y su equipo tratan de navegar entre las decisiones económicas y sus costos políticos, algo que no experimentaron en años en que la bonanza les permitió sobregirarse una y otra vez. Las apuestas de los últimos meses han sido el diálogo nacional y las alianzas público-privadas, esta última no solo política sino como una oportunidad de aliviar a un Estado financieramente exhausto.
A primera vista es extraño que quienes estaban al frente de los dos procesos, Pabel Muñoz y Nathalie Cely, hayan sido desbancados de la Senplades y del Ministerio Coordinador de la Producción. Pero suena lógico si se lee como un deseo de lanzar un mensaje de pleno control sobre estos dos temas y de despejar dudas e inconformidades al interior del movimiento.
Cely era percibida como muy cercana al empresariado y Correa habla de discrepancias. Vinicio Alvarado -quien hoy demuestra ser indispensable, tan solo como en otros ámbitos lo es Ricardo Patiño- ha estado desde el inicio de las reuniones con los empresarios. En cuanto a los diálogos, quizás la explicación sea que Muñoz los amplió mucho, no los capitalizó políticamente y dio mensajes equivocados afuera y adentro.
El Gobierno trata de llegar con buen capital político para enfrentar en breve una serie de enmiendas, cuyo punto más sensible es el intento de dar paso a la reelección indefinida. Es inevitable referirse al modo en que el tema se está tratando en Bolivia. Evo Morales, quien ha bromeado sobre el manejo financiero de Correa, ha escogido la ruta de la consulta.
Otro escenario sobre el cual se proyectan las decisiones del momento es el de las candidaturas para el 2017. Cely y Muñoz salen automáticamente de una lista que, en los últimos meses, se ha engrosado con precandidaturas, como las de José Serrano. Varios nombres de los cuales se hablaba tras las elecciones seccionales del 2014 han quedado en el olvido.
En estos días se promueven sondeos en los cuales la gestión de Correa y del vicepresidente Jorge Glas está bien calificada. Lenin Moreno sigue deshojando margaritas en Ginebra. ¿Tendrán oportunidad de “sacrificarse” para la “supervivencia del proyecto”?