Columnista Invitada
Chicago deslumbra. Un serie de coincidencias y circunstancias históricas imprevistas se dieron cita para la formación de, a mi juicio, la ciudad más bella de Estados Unidos.
Un territorio plano, sin montaña alguna, donde la mirada se perdía en el horizonte, enmarcada por un lago gigantesco de agua dulce que se generó en la época del deshielo, azotado por vientos gélidos en invierno y descubierto por un francés.
El descubridor se llamaba Du Sable, un colonizador en el siglo dieciséis que enamoró y se casó con una india y tuvo dos hijos…
Esa fue la semilla…
Hasta el momento la zona era habitada por los indios Potawatomis.
La ciudad de Chicago se fundó oficialmente en 1833, con doscientos habitantes…
Se corrió la voz de que ese territorio ofrecía oportunidades únicas de trabajo y su población fue creciendo con la llegada de inmigrantes de otros estados.
La guerra civil la catapultó porque proveía alimentos al sur al mismo tiempo que recibía sin condiciones a los negros, que llegaban perseguidos durante el cruento período de la guerra de secesión norteamericana.
En el año 1871 un incendió prácticamente la destruyó.
Más de 17 000 edificios colapsaron.
Pero esa tragedia fue su despegue.
Los mejores arquitectos del mundo entero se dieron cita para su reconstrucción de Chicago convirtiéndola en una obra de arte.
Parques, rascacielos, avenidas , jardines…
A comienzos del siglo veinte Chicago se convierte en la “ciudad de los gangsters…
Al Capone y sus bandas la sumieron en la oscuridad y la bañaron de sangre hasta que con la Feria Mundial de 1933 resurgió de nuevo como el ave Fénix .
Hasta ahora.
Las playas de ese lago misterioso, lleno de leyendas, ofrecen recodos de arenas rosadas que cantan con el viento, pues están formadas por cuarzos diminutos.
Quiero dedicar esta columna a Chicago, muestra de resiliencia, de que de las tragedias ofrecen oportunidades mejores si se tiene el espíritu de salir adelante.
Un pequeño homenaje a esa urbe deslumbrante, a ese lago azul e insondable a su población amable que no discrimina.
A esos rascacielos de cristales que también cantan y vibran con los vientos.
Amenazada por Donald Trump y los legionarios republicanos que la rodean.
Los millones de red-necks de Indiana y Michigan y Wisconsin…
Es el único bastión Demócrata en la “América insondable y profunda” que el turista no llega a conocer…
PD: En Colombia habrá un futuro gabinete de ultraderecha.
¡Dios nos coja confesados!