Ser en los años ochenta nada menos que ministro de Finanzas del poderoso y temido presidente León Febres Cordero, fue el primer salto hacia arriba del economista Alberto Dahik Garzozzi. Pero años después se le vino la idea de llegar también él a presidente del Ecuador, pero dando previamente pasos muy atrevidos. Entre ellos, subir los nuevos escalones sin permiso de León, arrimarse con entusiasmo a otra estrella de la derecha, Sixto Durán Ballén, ningunear al Cachorro Nebot y tomarse el Partido Conservador Ecuatoriana, en medio de la santa indignación de Paquito Salazar Alvarado. Todo esto en interesantes capítulos relacionados con la derecha de los años ochenta y noventa.
En 1992, cuando Rodrigo Borja -quien puso la nota centro izquierdista- terminó su mandato, accedió al poder el binomio neoliberal ‘curuncho’ Durán Ballén-Dahik. Los chismosos de la época dijeron sin ambages que el hombre fuerte de la temporada era Dahik, en medio de las iras de Febres, quien soñaba en ver bien sentado en Carondelet a su Cachorro. Los social cristianos y sus adláteres descubrieron, felizmente para ellos, que su enemigo Alberto manejaba los gastos reservados y lo hacía alegremente. Tenían mayoría en el Congreso y resolvieron tumbarlo mediante un juicio político. Necesitaban 52 votos y solo sumaron 39. Triunfo de Dahik, con aportes conservadores, roldosistas y democratapopulares.
El siguiente golpe le vino a Dahik desde la Corte Suprema de Justicia, que exigió ver los microfilms de los gastos reservados. El presidente –abuelito Sixto- decretó que no se podía revelar ese secreto y el presidente de la Suprema dictó orden de prisión contra Dahik, quien tomó una avioneta –no un helicóptero – y se marchó a Costa Rica, un 12 de octubre de 1995.
¿Para siempre? No. El 2005 volvió al país por pocos días, gracias a que el Pichi Castro levantó la orden de prisión, acción que fracasó.
La nueva sorpresa en esta biografía de altibajos se dio el martes 10 de agosto del 2010. Sorpresota, porque fue un anti neoliberal de peso, el presidente Correa, quien se acordó de Alberto Dahik para pedir su amnistía a la Asamblea. ¿Cómo así? Misterio del arcano y de la revolución ciudadana, hasta ahora. ¿Alberto volverá libre y campante? Otro misterio. Se necesitan 83 votos y están armándose varias interesantes y serias discusiones. ¿Procede una amnistía o un indulto? ¿El Gran Jefe se equivocó o lanzó una cortina de humo para desviar las atenciones? ¿Fue un gesto de amistad, de alta política o qué? ¿Terminarán viniendo todos, incluyendo Abdalá y Jamil? ¿No vendrá ninguno? ¿Dahik terminará en el limbo? ¿Aplaudirá el FMI? Lo cierto e indudable es que Dahik espera terminar con sus altibajos y agradece emocionado al presidente Correa porque –aunque no pase nada más- ya le dijo que es “un hombre honrado”.