Las exportaciones no petroleras muestran un modesto crecimiento en dólares para 2010. En volumen, son menores al 2009, por lo que el aumento es consecuencia de un mayor precio promedio.
Un estudio más detallado podría concluir que las exportaciones que declinan son las de menor valor por peso, ejemplo banano, y que en cambio creció el volumen de productos de mayor precio por tonelada, como por ejemplo los químicos. Pero no puede soslayarse que el crecimiento de las exportaciones privadas es mediocre. Que tanta inversión pública en carreteras y otros bienes públicos no ha desembocado en mayor producción exportable.
Hay un problema de fondo. Las políticas públicas están encaminadas a crear, por acción estatal, una social democracia a lo europea, con altos impuestos, incluyendo aquel al rol de pagos que se contribuye al IESS, abundantes servicios estatales, altos sueldos, estricto respeto ambiental.
El que todo el mundo pague impuestos progresivos es de estricta justicia; que todos reciban salarios dignos es loable; que los servicios públicos amplíen su cobertura es mejorar la calidad de vida de los más pobres. Pero recordemos que somos un país en que buena parte de la población vive de la agroexportación, y que bajo el sistema europeo, la agricultura es subsidiada.
Veamos el caso del banano. Los principales mercados del mundo son los desarrollados, en zonas templadas. De nuestros vecinos, Colombia exporta, Perú tiene excedentes y algo exporta también. Solo Chile nos compra, pero es un mercado pequeño, que no nos podría sostener como el principal exportador del mundo.
En el mercado de Europa y la costa este de los EE.UU., competimos con Centroamérica y la costa atlántica colombiana, que están más cerca y no pagan canal de Panamá. Para Japón, el banano filipino no atraviesa el Pacífico.
Hemos sido competitivos porque ha existido un mercado informal en banano: cuando el mercado paga bien, los exportadores repagan la fruta a los productores, y estos a los trabajadores. Caso contrario, precios internos y sueldos son bajos.
Hoy, tanto sueldos como carga tributaria son más elevados en Ecuador que en Centroamérica. Nuestro banano paga un arancel más alto para entrar a Europa, porque nuestro Gobierno a diferencia de aquellos rehúsa un acuerdo de libre comercio. Todo se suma a los mayores costos de transporte.
La situación es similar en otros rubros primarios. Los sueldos del sudeste asiático para tripulantes de buques atuneros y procesadores de atún son mucho más bajos que los ecuatorianos. El principal costo en floricultura es la mano de obra.
¿Estamos listos para inducir la muerte de estas producciones exportables? ¿Es realmente creíble que quienes hoy laboran en estas actividades puedan vivir del turismo ecológico?