Desde que el Gobierno declaró, mediante Decreto Ejecutivo Nro. 252, como política de estado la atracción y promoción de inversiones, se han dado pasos que pudieran concretar un objetivo tan ansiado por el Ecuador.
Entre las acciones específicas que buscan alcanzar esta meta está la presencia de potenciales inversionistas para la refinería de Manabí, que se efectuó en enero; la participación del Ecuador en el Foro Económico Mundial y los recientes encuentros empresariales que buscan allanar el camino para lograr un acuerdo comercial con EE.UU.
Lo transversal en estas reuniones han sido los mensajes enviados por quienes potencialmente estarían interesados en colocar sus capitales en Ecuador. Ellos buscan, y lo han dicho, estabilidad tributaria, seguridad jurídica, cumplimiento de la ley, que se respeten los contratos, transparencia, mejor manejo macroeconómico para reducir el nivel del riesgo país, tratados de inversión.
Al menos, en los discursos, las autoridades se han hecho eco de esos pedidos y garantizan el cumplimiento de la ley. Además, han transmitido mensajes pragmáticos, de apertura al mundo, de abrirse al capital foráneo, más allá de los bloqueos ideológicos que caracterizaron al Régimen anterior.
La comunidad internacional está atenta al contenido del proyecto de ley que, según el Ejecutivo, se presentará el próximo 20 de febrero, para atraer inversiones, y que contendría incentivos, como una exoneración al pago del impuesto a la salida de divisas (ISD).
Pero no solo eso. También se espera que las diferentes Carteras de Estado involucradas en la gestión económica y de apertura comercial unifiquen el discurso, para que los mensajes sean contundentes y la estrategia se afiance.
La próxima semana habrá una nueva oportunidad para cautivar a nuevos inversionistas. Se trata del encuentro Routes Americas, en donde Quito acoge a los principales actores de la industria aeronáutica regional. Allí se podrá allanar el camino para sacar provecho de la reciente política de cielos abiertos del país.