Tiene 26 años pero ya es una exitosa diseñadora de mobiliario y de interiores. Andrea Pérez Hoyos es la hija de la diseñadora Adriana Hoyos.
La joven se enfocó en el diseño interior en Nueva York y, a su regreso al Ecuador, se incorporó a la empresa familiar, de la cual hoy es su directora creativa. Allí ha hecho diseño residencial y hotelero.
Hace unas semanas lanzó su nueva línea de muebles, a la que llamó H, debido a que está inspirada en la humanidad.
A esta línea la caracteriza un estilo fresco, descomplicado, pero funcional, capaz de cumplir con todas las comodidades de un ‘target’ joven.
Este mismo aire se respira en el espacio que habita Andrea Pérez. Vive con sus padres, en una casa marcada por el diseño de alta gama.
Su habitación tiene su sello personal. Predomina el estilo ecléctico. Asegura que le gusta mezclar textiles y diferentes muebles. “Busco siempre traerme un pedacito de diferentes partes a las que viajo, al espacio en donde vivo”.
Una galería fotográfica hace parte del dormitorio de la joven diseñadora. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
En cuanto a colores, la joven prefiere mantener las paredes y el piso en estado neutral. Su espacio cuenta con maderas claras y paredes y cortinas blancas, con un objetivo netamente funcional.
“Así puedo ir cambiando y haciendo transiciones, según la época que estoy viviendo. Si quiero cambio el tono de las paredes por algo de color”.
Pero el blanco en este sitio le permite un espacio original en una de las paredes, que la convierten en un punto focal.
Se trata de una galería fotográfica, con trabajos de algunos fotógrafos famosos, como el estadounidense Gray Malin, y otros amigos suyos. Además, la composición cuenta con fotos propias, que la diseñadora ha hecho en sus viajes.
En el caso del mobiliario, Andrea lo compara con un laboratorio, al que trae piezas que diseña y las prueba en su cotidianidad. Cuenta que, de hecho, en su casa hay algunas que nunca salieron a la venta.
En la sala principal de la casa se percibe el sello de diseño de Adriana Hoyos. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
“Es un poco de todo, un espacio que, dentro de la casa, lo veo como mi lugar particular para expresarme”.
En cuestión de materiales, Pérez asegura que “es fan” de la madera y el cuero, que aplica en sus creaciones. Recomienda estos materiales, especialmente en ambientes como el dormitorio, donde debe predominar la calidez.
El eclecticismo también se expresa en los detalles. La diseñadora equipa y diseña su espacio para vivir a partir de sus experiencias por el mundo. Así logra una memoria de cada sitio.
Por ejemplo, sobre la cama destaca un textil que trajo desde Guatemala; arriba del espaldar está un telar de Indonesia y en uno de los rincones de la habitación se encuentra un ejemplar de las esculturas que diseñó con su mamá (la primera pieza en conjunto con ella) para la campaña en la que Hoyos fue embajadora de Unicef.
Estas piezas están inspiradas en diferentes culturas. La suya refleja un soldado inca con una pechera que evoca la protección hacia la violencia, dice.
Pese a los detalles en su dormitorio, el sitio preferido de Andrea es el estudio y cuarto de música, por su comodidad.
En definitiva, toda la casa tiene una historia detrás de cada detalle y, por supuesto un concepto de diseño, digno de uno de los íconos del interiorismo.