El filme fue protagonizado por Carlos Valencia y Marco Bustos. En Ecuador la cinta se estrenó en diciembre de 1999.
El primer filme del cineasta quiteño Sebastián Cordero se estrenó el 7 de septiembre de 1999, en el Festival Internacional de Cine de Venecia.
En 1999 Ecuador era un hervidero de malas noticias. Al feriado bancario de inicios de año le siguió el cierre de veinte entidades financieras; una profunda inestabilidad política -que en los primeros días del nuevo siglo terminaría con el derrocamiento de Jamil Mahuad-; y el inicio de la mayor ola migratoria de ecuatorianos hacia EE.UU. y España.
En medio de este paisaje apocalíptico -muchos creían que el 31 de diciembre el mundo tal como lo conocíamos iba a terminar- se estrenó ‘Ratas, Ratones, Rateros’, la opera prima de Sebastián Cordero, un cineasta quiteño de 27 años, que había estudiado en la University of Southern California, la escuela de Steven Spielberg y George Lucas.
El éxito que alcanzó la película protagonizada por un treintañero Carlos Valencia (Ángel) y un Marco Bustos adolescente (Salvador) fue inmediato para la historia de la industria cinematográfica del país. A su estreno en el Festival de Venecia, que por estos días celebra su 76ª edición, se sumó su participación en los festivales de Toronto, San Sebastián, Trieste y Huelva y su nominación como Mejor Película de Habla Hispana en los Premios Goya del año 2000.
A los reconocimientos que alcanzó a escala internacional se suma la aceptación que tuvo por parte del público ecuatoriano. ‘Ratas, Ratones, Rateros’ movilizó a toda una generación a las salas de cine comercial para ver una película ecuatoriana, en un año en el que se estrenaron cintas como ‘Matrix’, ‘El club de la pelea’, ‘Belleza americana’ ‘Todo sobre mi madre’ o ‘Notting Hill’.
La historia enganchó con el público porque se convirtió en una especie de faro que iluminó la marginalidad social y existencial en la que viven millones de personas en la región. En ‘Apuntes autistas’, el escritor y cineasta chileno Alberto Fuguet sostiene que “pocas veces ha existido un héroe tan empecinadamente inocente, bueno y, a la vez, desangelado como este Salvador. Parecería que lo tuviera todo en su contra, pero, tal como Latinoamérica, se resiste a caer”.
Con la distancia que solo puede dar el paso del tiempo también es indiscutible reconocer que ‘Ratas, Rateros, Ratones’ fue una escuela para la mayoría de personas que participaron en su realización. Empezando por Cordero, que después de ese año grabó ‘Crónicas’ (2004), ‘Rabia’ (2009), ‘Pescador’ (2012), ‘Europa Report’ (2013) y ‘Sin muertos no hay Carnaval (2016).
A Cordero se suman nombres como el de Isabel Dávalos, Viviana Cordero, Arturo Yépez, Iván Mora, Simón Brauer, Lorena Cordero, Javier Andrade, Mateo Herrera y Lisandra Rivera, quienes han desarrollado con éxito una carrera profesional vinculada a la industria audiovisual.
Las relaciones que la crítica tejió entre estas cintas y otras producciones internacionales son numerosas. Una de las más interesantes es la que escribió Jorge Luis Serrano, titulada Neorrealismo Posmoderno, donde sostiene que el antecedente fundamental de esta cinta está en ‘Los olvidados’ de Buñuel.
“El realizador ecuatoriano -dice- relee ‘Los olvidados’ desde nuestra realidad presente, actual. Pero lo hace también desde una estrategia retórica contemporánea. El ritmo del relato, su organización diegética y su banda sonora participan ya de una estética plenamente posmoderna. Es un neorrealismo vuelto al revés por las demandas de la posmodernidad”.
La banda sonora a la que hace alusión Serrano es sin duda una de las más memorables de la cinematografía ecuatoriana. La producción musical a cargo de Sergio Sacoto incluyó la participación de bandas que hoy son parte de nuestro patrimonio sonoro, como Sal y Mileto, Sobrepeso, Tanque, Perros Callejeros, El Retorno de Exxon Valdez, Cruks en Karnak y el músico Hugo Idrovo.
Muchos críticos sostienen que el impacto de esta película no hubiera sido tan fuerte, más allá de sus trepidantes imágenes callejeras, sin las actuaciones de Bustos y Valencia. En una entrevista publicada el 11 de septiembre de 1999 por Manolo Sarmiento, en diario Hoy, Cordero cuenta que el primero en aparecer en la historia fue Salvador. “Me puse en sus zapatos y me pregunté cuál sería su peor pesadilla. Así surgió Ángel, un personaje fascinante pero del que me aterraría ser su amigo. Me propuse contar cómo Salvador se desilusiona de la persona que idolatra. Es algo que nos pasa a todos. Siempre idolatramos”.
Otro de los triunfos de esta cinta está en el ámbito de los imaginarios urbanos. ‘Ratas, Ratones, Rateros’ se aleja de la estampa quiteña para mostrar a una ciudad sin maquillajes, alejada de las postales turísticas, donde aparece el pillo, el burócrata, el ama de casa invisibilizada, los jóvenes descorazonados, los que se creen dueños del mundo, los padres que guardan secretos y, claro, los viandantes solitarios.
A 20 años de su estreno en Venecia, la cinta se ha convertido en un filme de referencia para estudiantes de cine y académicos que a veces no entienden el alcance de esta película en tiempos donde no existía el Instituto de Cine y Creación Audiovisual (ICCA); en una película de culto para los cinéfilos que atesoran desde postales hasta autógrafos; y en un espacio de memoria para todos los que ven en el cine y la producción audiovisual un patrimonio, que pese a todas las malas noticias que puedan existir tiene que ser preservado.