Vista de la istalación ‘Playa del naufragio’, de la artista portuguesa Ana Guedes, una de las obras premiadas de la Bienal, exhibida en el Museo Municipal de Arte Moderno de Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua/ Para EL COMERCIO.
El sonido fantasma de sirenas de barcos de la instalación ‘Playa del naufragio’, una de las ganadoras de la XIV Bienal de Cuenca, hace vibrar la sala y una parte del Museo de Arte Moderno, que abrió sus puertas al público la mañana de este sábado 24 de noviembre, al igual que otras 24 sedes de la muestra oficial del certamen.
‘Playa del naufragio’, de la artista portuguesa Ana Guedes, Premio de Sal de la Bienal, parte de la serie ‘Mapas del éxodo de los diarios de Karl Marx’, despliega equipos sonoros instalados en plataformas de madera que recuerdan las endebles embarcaciones con las que los balseros cubanos se aventuraban al mar Caribe intentando alcanzar suelo estadounidense. Pezas de pesca colgadas en una pared y anzuelos sobre las plataformas complementan la obra.
La pieza se inspira en una escena que se encontró la artista en Santiago Beach, en Angola, donde vio un buque de carga siniestrado llamado Karl Marx, de forma que la obra ironiza con los procesos de colonización, descolonización y con la Guerra Civil de Angola.
En el Museo Municipal de Arte Moderno, que acoge obras de 20 artistas, el mayor número de piezas exhibidas del total de las 25 sedes, también se exhiben los poéticos carteles escritos a mano del artista francés Julien Bismuth, premio El Guaraguao de la Bienal, una “poesía silente” desperdigada por las calles de la ciudad, según destacó el jurado internacional.
Marcelo Cabrera, alcalde de Cuenca, indicó en la inauguración oficial del certamen, la noche del viernes 23, que recorrer las 25 sedes de la Bienal significa redescubrir Cuenca pues la ciudad es coprotagonista del evento de arte contemporáneo, un espacio de reflexión y disfrute estético, dijo. Mientras que el ministro de Cultura y Patrimonio, Raúl Pérez Torres, otra de las entidades impulsoras del certamen, destacó el espíritu transgresor y el acento de originalidad, audacia y polémica de las propuestas.
En el Museo de las Conceptas, también en el centro de la ciudad, destaca la obra de Juliana Vidal, titulada ‘Geografías de la mortalidad’, en la que reproduce cicatrices de yeso incrustadas sobre paneles de yeso (gypsum).
La instalación, que ocupa tres paredes de una habitación, obtuvo el Premio París de la Bienal, para artistas ecuatorianos menores de 40 años. El relieve de los moldes de las más diversas cicatrices -de hasta unos 30 centímetros de largo y dos de profundidad-, con formas alargadas similares a las de las bacterias, forman una suerte de constelación donde se descubre una quemadura en el dedo medio y en la palma de una mano, un pezón deformado o una cicatriz que asemeja un rostro de caricatura.