La cantante. Cristina Morrison ha trabajado en la actuación y la música. ‘I Love’ (2011) es su primer disco.
El festival. El Java Jazz es uno de los encuentros jazzísticos más gran des de Asia: con 60 shows al día en 16 escenarios.
Durante esta semana, Indonesia ha acogido a la voz de la intérprete ecuatoriana-estadounidense Cristina Morrison. Desde el lunes, ella se encuentra en suelo asiático como invitada al Java Jazz Festival, espacio en el cual presentará temas de su disco ‘I Love’ y otras nuevas composiciones que se encuentran en etapa de producción y que formarán parte de su nuevo álbum.
Antes de arremeter con los escenarios indonesios, y entre partituras e instrumentos musicales, la cantante ofreció una entrevista a EL COMERCIO, para hablar, entre otras cosas, de cómo suena el ambiente jazzístico en este lugar.
¿Cómo es la dinámica del Java Jazz Festival?
Pues siempre hay bastante movimiento. Y eso es lo rico de un festival. Lo chévere es conocer a gente de diferentes países e intercambiar ideas. Aquí hemos conocido a gente de lugares como Brasil y Estados Unidos, con quienes ya estamos conversando para armar proyectos. Lo que busco como cantante es que en esta tierra mi música logre encontrar un nuevo nicho de seguidores. La gente empieza a responder. Es atenta con lo que hicimos en una pequeña presentación en un bar local, por ejemplo. De lo que me doy cuenta es que es un festival grande y que da espacio a gente joven y que no es muy conocida. Asimismo, hay músicos con una trayectoria impresionante.
¿Hay diferencias radicales entre aquel público y el ecuatoriano?
El ecuatoriano es mi público. Entonces, yo me siento en casa ahí y tengo gente que me quiere y ha estado conmigo por muchos años. Acá es un público muy nuevo. En mi primera presentación, y en los otros cafés a los que he ido, sí se nota un cambio cultural. Hablan bastante y no hay la costumbre de estar en silencio y escuchar.
¿Qué significa salir al extranjero para el proyecto de Cristina Morrison?
Para mí es super emocionante. Me siento abrumada, afortunada, orgullosa de ver lo que estoy haciendo y los frutos que está dando mi trabajo y el de los músicos que me acompañan. Nuestro gran anhelo es llegar a la audiencia, compartir nuestra música con ese público desconocido y establecer una conexión intensa.
Los viajes a tierras lejanas suelen resultar en cambios en la forma de hacer música. ¿Sucederá lo mismo con su trabajo?
Todo es posible. Pero en el disco en el que ahora trabajo hay acordeón, cajón peruano, piano… En fin, una serie de instrumentos cuya finalidad es responder a uno de mis objetivos como cantante: experimentar. Seguramente el viaje me inspirará a escribir algo, pero todavía no estoy en ese momento decisivo.
¿Qué es lo que caracteriza a su nuevo álbum?
Se lo ha pensado como un proyecto ecléctico. Así que hay temas en español, inglés, portugués e italiano. En cuanto a los géneros, tenemos bolero, jazz, drumb and bass. Incluso hago una nueva versión de la popular canción ‘Nuestro Juramento’.