Foto Referencial. En un albergue de Manabí nació un pequeño que ha sido llamdo ‘Sísmico’ en las redes sociales. Foto: Julio Estrella/EL COMERCIO
El bebé que nació en un albergue en el que están personas damnificadas por el terremoto no se llama Sísmico, como lo conocen más en las redes sociales. La próxima semana será inscrito en el Registro Civil como Nicolás Jesús Moreira Macías. Él nació a las 06:45 del martes 26 de abril del 2016, diez días después del terremoto que afectó gran parte de Manabí y el sur de Esmeraldas.
Diana Macías, de 31 años, tuvo dolores de parto durante cuatro días. Ella cree que con el ajetreo que pasó después del sismo se le adelantó el alumbramiento que, inicialmente, estaba planificado para el 10 de mayo. En redes sociales se viralizó la noticia falsa: el nacimiento de un niño en un campamento de damnificados cuyos padres le pusieron Sísmico.
Eso fue desmentido por su madre. “Él se llama Nicolás”, sentenció la mujer quien se encuentra en una de las 25 carpas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) que se ubican en lo que fue la escuela Julián Cedeño, a las afueras de Canoa.
A la mujer no le disgusta que lo digan Sísmico, Terremoto, Salvador de Canoa, como se han referido los usuarios en Facebook y Twitter al recién nacido, pero aclara que su verdadero nombre es Nicolás. El infante tiene 8 días de nacido y pesa 8 libras. La piel rojiza la tiene arrugada y nació con cabello negro.
Pasa la mayor parte de su tiempo en un colchón, sobre un catre de una plaza, protegido con un mosquitero, dentro de una carpa blanca de Acnur. El recién nacido es hijo de Diana Macías y de Segundo Moreira. Es el último de cinco hijos (dos del papá y tres de la mamá) y es el único en la numerosa familia que comparte lazos de sangre con todos sus miembros.
Mishell Quila, la hermana mayor, es la que más lo cuida. “Es muy bonito y tierno”, dice la niña de 12 años que piensa con ser doctora, para ayudar a los infantes que nacen con labio leporino, una malformación que ella tiene y que ha sido corregida con dos cirugías.
Los cuidados de la comunidad no han faltado para la criatura. Tiene pañales, compotas, ropa y agua. La madre espera pronto llevarlo a una casa propia. No sabe cuánto tiempo más permanecerá en el albergue. A causa del terremoto, ella perdió la casa que tenía en Portovelo, una comunidad de San Vicente (Manabí).