Salvador Bacón posa en su taller, donde crea las escenas de esta fiesta tradicional. Foto: Glenda Giacometti/ EL COMERCIO
En Guamote, cantón situado a una hora de Riobamba, en la procincia de Chimborazo, los festejos de Carnaval duran siete días. Salvador Bacón, un artista plástico oriundo de ese cantón, representa en algunas de sus pinturas los desfiles, bailes, juegos populares, entre otros elementos de la fiesta y los ha presentado en tres continentes.
Los cuadros representan diferentes escenas tradicionales del Carnaval de esta localidad. Desde la entrega de las jochas a los reyes de la fiesta, dos personajes que presiden las celebraciones, hasta el entierro del Carnaval, donde un ataúd es sepultado en la plaza de toros, en un acto que busca simbolizar que las fiestas de ese año ya se terminan.
La colección de Bacón se denomina ‘El renacer de los Andes’, e incluye 42 pinturas sobre el Carnaval, que se han expuesto hasta el momento en Estados Unidos, y varios países de Europa y de Asia.
Este motivo se ha convertido, a lo largo de los años, en la característica más reconocida del artista chimboracense.
“Decidí pintar las escenas del Carnaval de Guamote porque me di cuenta de que en el país no se conocía mucho de esta fiesta. Y luego me propuse visibilizar la tradición de mi pueblo en el mundo”, cuenta Bacón, de 63 años.
Las escenas que representa en sus pinturas son recuerdos de su infancia en Guamote y también son producto de una extensa investigación sobre el rol de los personajes participantes y el significado de cada elemento de la fiesta.
La obra más llamativa de la colección se llama Carnaval de Guamote y está plasmada sobre un mural de 15 metros de largo y dos de alto, que se pintó en el barrio San Juan Centro, donde se hace la coronación del Rey todos los años al iniciar la fiesta.
En el mural se muestran las características de cada día de festejo. Las bandas de pueblo, la comida abundante, el licor, las comparsas y los toros son los elementos más destacados. Pero el ícono de la fiesta es el Rey del Carnaval y su esposa, quienes reciben en sus manos la imagen de San Carlitos, el patrono de la fiesta.
“El Carnaval de Guamote es una simbiosis de culturas. Los indígenas celebraban el Pawkar Raymi culturas y los dueños de las haciendas celebraban la cosecha abundante, así se fusionaron las creencias religiosas de cada cultura y nació un Carnaval mestizo”, cuenta Bacón, en medio del colorido de su taller.
Los cuadros de la colección muestran escenas alegres y se destacan los colores vivos de las prendas originarias de los indígenas puruhaes y los brillos escarchados que se utilizan para decorar las colchas que se colocan sobre los lomos de los toros y los accesorios de la vestimenta del Rey.
Por eso, sus principales clientes son las hosterías, restaurantes y hoteles que buscan ambientar sus establecimientos con arte costumbrista. También son demandados por los amantes del folclor ecuatoriano en Estados Unidos y varios países europeos.
Bacón ha vendido unas 400 pinturas con escenas del Carnaval, de distintos tamaños. Los cuadros se vendieron a galerías de arte, coleccionistas privados e instituciones en todo el mundo; su idea es que sean declarados patrimonio cultural del Ecuador.
Además de los cuadros costumbristas, el artista también incursionó en el arte neofigurativista, pero con contenido intercultural. Uno de los que se destacan se denomina ‘La Monalisa Criolla’, y es su versión de la popular pintura de Leonardo Da Vinci, donde la mujer aparece vestida con un atuendo indígena y con varios símbolos andinos.
Intercultural
La obra del pintor chimboracense ha salido a muestras en EE.UU. y Europa
Carrera
Salvador Bacón se inició en la pintura a los 19 años
Obra
Ha salido en varias ocasiones del país.
Proyecto
Busca que se declare patrimonio al Carnaval de Guamote.