El cuerpo de Rodrigo Boada, con una chompa de LDU, descansa en un ataúd en una funeraria del norte de Quito. Foto: EL COMERCIO
Sobre un ataúd en la Funeraria El Batán, al norte de Quito, descansa el cuerpo de Rodrigo Boada, hijo del utilero Washo Boada. Lleva una chompa con el escudo de Liga, el equipo del que fue hincha por la afición que le inculcó su progenitor.
Ahí, será velado hasta mañana -28 de agosto del 2019- horas antes del encuentro que sostendrán Boca Juniors y Liga de Quito, en el estadio La Bombonera de Buenos Aires (17:15 de Ecuador).
Rodrigo Boada, de 36 años, sufrió un accidente automovilístico que lo dejó postrado en el 2007, el año en que Liga se coronó campeón ecuatoriano con Edgardo Bauza.
Desde entonces, su padre lo mantuvo bajo su cuidado. Hace dos meses, su situación médica se complicó.
Washo quería evitar una descompensación de su heredero. Sin embargo, el viernes de la semana pasada se complicó y fue a un centro médico donde falleció el 26 de agosto.
“Mi padre confiaba en que Rodrigo resistiera hasta su regreso de Argentina. Sin embargo, ya no se lo pudo reanimar”, expresó Évelin Boada, su hija, quien estuvo en la Funeraria.
Boada padre se enteró de la muerte de su hijo justo en el inicio del vuelo que trasladó a Liga hacia la capital argentina. Decidió permanecer con el equipo y tiene previsto retornar a la capital el jueves.
Ante su ausencia en el velatorio, el cuerpo será cremado y entregado en un cofre a su padre.
Ambos mantenían una buena relación. Washo solía llevarlo al estadio y a los entrenamientos en Pomasqui, donde creció la afición por LDU.
El utilero, quien en verdad se llama Rodrigo pero es conocido como Washo, ha estado presente en todos los títulos nacionales e internacionales de LDU. Trabaja en el club desde 1974 y es uno de los más queridos en la institución.
Directivos y jugadores le han dado el sentido pésame y lo han alentado horas antes del encuentro de Liga ante Boca, por la revancha de los cuartos de final de la Libertadores.