El técnico Juan Pablo Ayala (der.), en compañía de sus dirigidos. Foto: cortesía.
Un grupo de 25 alumnos shuar de entre 11 y 18 años practica levantamiento de pesas en la parroquia rural de Shimpis, en Morona Santiago. La mayoría se inició hace cuatro años y ya tiene medallas a escala provincial y nacional.
En el grupo sobresale Jorge Luis Antun, quien en agosto del 2015 compitió en el Mundial de Olimpiadas Especiales en Los Ángeles, Estados Unidos. El pesista de 18 años está clasificado para una segunda participación mundialista en Abu Dhabi, pero la misma peligra por problemas personales.
La parroquia Shimpis del cantón Logroño está conformada de 20 comunidades. De allí provienen los alumnos, cuyos padres se dedican a la agricultura, a trabajos temporales, a jornaleros, a amas de casa, entre otras actividades.
Según Juan Pablo Ayala, técnico de los pesistas, sus dirigidos vienen de hogares pobres. Por eso, los chicos carecen de una alimentación adecuada. Sin embargo, “son fuertes porque trabajan con sus padres desde niños, cosechando yuca y verde, cargando madera…”.
En los últimos cuatro años, la Federación Deportiva de Morona Santiago ha sufrido recortes presupuestarios y los principales afectados han sido los deportistas de las zonas rurales. Antes se les ayudaba con transporte y alimentación, pero aquello se eliminó.
El estratega hace lo que puede para que los deportistas no se alejen de las pesas. En su camioneta lleva a los alumnos desde sus hogares hasta el lugar de prácticas, igual los regresa al final de la jornada. También hace gestiones para contar con otras ayudas.
Entre los pesistas destacados están Richar Jimbicti, Alex Shirap, Michael Kukush, Geovany, Henry, Jordan y Luzmila Gallardo, Luis Coro, Jhadira Tiwilan y Carlos Ayala. Ellos se entrenan con miras a los Juegos Nacionales de Menores, cuya sede y fecha están por confirmarse.
En la parroquia, se lamenta el entrenador, hay la presencia de personas que tratan de inducir a los jóvenes al consumo de droga. La idea es prevenirlos con la práctica del deporte. Pero, reconoce Ayala, “para que los chicos sigan en el deporte los padres tienen que invertir y no tienen dinero”.
El escenario donde se entrenan los niños, jóvenes y adolescentes es en una escuela que quedó abandonada tras la apertura de la escuela del Milenio. La síndica del Shimpis facilitó dos aulas para los entrenamientos. Luego lo que se hizo es virar una pared y de esa manera se amplió el local.
Ayala reconoce que la situación para trabajar en Shimpis es complicada. A más de las dificultades anotadas, “no se puede trabajar por las noches por falta de fluido eléctrico”. Por ello, sus éxitos tienen mayor relevancia.
Pone énfasis en el biotipo ideal que tienen los pesistas shuar para el levantamiento de pesas. “Los niños de 11 y 12 años ya son fuertes y por eso nos dedicamos más a educar la parte técnica”. A su criterio, la estatura mediana de sus dirigidos también facilita la práctica de la halterofilia.
Por la situación económica que se vive en Shimpis, hay padres de familia que han retirado a sus hijos de las pesas y otras disciplinas. Los entrenadores buscan apoyo en las juntas parroquiales y otras entidades para financiar la preparación y algunas competencias.