Moisés Ramíres, guardameta de la Selección, se inició en Toreros y pasó por Independiente del Valle. Foto: Esteban Garay / EFE
Moisés Ramírez se sometió al mismo tratamiento que una vez utilizó el astro argentino Lionel Messi para mejorar su estatura.
A los 12 años, cuando atajaba para la academia de fútbol Alfaro Moreno, le detectaron un problema de crecimiento. El guayaquileño se destacaba entre los goleros por su elasticidad, pero era el más pequeño.
Carlos Alfaro Moreno, director de la escuela, le tomó cariño y se dio cuenta de su potencial. Entonces, decidió hablar con la madre del portero, María Belén Preciado. Acordaron ayudarlo con una hormona inyectable para que superara su déficit de crecimiento.
Hoy, el campeón de la Selección Sub 20 que jugará el Mundial de Polonia, mide 1,82 metros. Tiene 18 años y jugará en el Real Sociedad de España.
“Ramírez es un chico genial, con grandes condiciones y un corazón enorme. Lo del tratamiento fue con el consentimiento de su mamá”, contó Alfaro, director de las divisiones formativas de Barcelona y quien fue uno de los impulsores en la carrera del golero.
El guayaquileño Gonzalo Plata (segundo desde la izquierda, en la segunda fila) con IDV. Foto: cortesía.
La academia tenía convenios con clubes de la Primera categoría para enviar nuevos talentos. Independiente del Valle, con Michel Deller a la cabeza, por ejemplo, aportaba un monto anual y podía llevarse tres jugadores.
Uno de esos valores fue Ramírez, quien pasó a los 16 años al cuadro rayado y llegó a debutar en Primera. En la academia se ganó el apodo de ‘araña’.
Alfaro también contribuyó en la formación del goleador Leonardo Campana y Jhon Jairo Espinoza, que pasaron por su academia. La trayectoria de los campeones Sub 20 está marcada por personas que los impulsaron en sus inicios.
Gonzalo Plata, que fue contratado por el Sporting de Lisboa con una cláusula de rescisión de USD 68,91 millones, se apoyó en el entrenador Luis ‘Chocolate’ Medina en sus inicios. El exdelantero del Manta conocía desde la niñez al talentoso extremo, que fue parte de la Sub 20 campeona del Sudamericano. Lo observó en un partido de la escuela Metro, en Guayaquil, en el 2010, y se dio cuenta que se trataba de un jugador de proyección.
Medina, quien tiene una escuela de fútbol en Durán, se vino a Quito en el 2011 con el Independiente del Valle. Ahí, recomendó el fichaje de Plata y también el de Jordan Rezabala, el talentoso ‘10’ de la Sub 20.
El manabita Jordan Rezabala (cuarto desde la izquierda, arriba) con el equipo del Independiente. Foto:cortesía.
Plata se vino a Quito pero siempre andaba serio en la residencia del club, en el valle de Los Chillos. Plata, quien hoy tiene 18 años, tenía complicaciones para acoger las disposiciones de su entrenador.
Medina le ordenó que jugara por el sector izquierdo en un compromiso ante el Deportivo Quito, en la categoría Sub 12 del 2012. El talento le desobedeció y el entrenador lo cambió en el primer tiempo.
El formador de jugadores recuerda que le dijo que nadie era imprescindible. En esa época, también lo motivó a ser disciplinado en el fútbol para que ayudara a sus familiares.
“Mira ‘Platita’. Tu mamá hace comida para unas 200 personas para mantenerse. Tú tienes el talento y puedes sacarle adelante. Tienes que esforzarte por eso”, le dijo el DT.
Se refería a Mónica Jiménez, quien preparaba alimentos en un local del Suburbio de Guayaquil para sacar adelante a Plata y a sus cuatro hermanos. ‘Chocolate’ recuerda los momentos con el volante y se siente orgulloso de verlo ahora por la televisión.
En su escuela, donde hay 75 jugadores, lo pone de ejemplo, al igual que a Rezabala, José Cifuentes y Johao Chávez, otros de los seleccionados Sub 20 conducidos por el estratega argentino Jorge Célico.
En la residencia del Independiente, el entrenador hizo que varios de sus jugadores compartieran su espacio de descanso para controlarlos y guiarlos en su adaptación.
A Rezabala, un menudito volante, en cambio, le decían que era muy pequeño para jugar al fútbol como profesional. Los directivos le consultaron a Medina sobre el potencial del jugador y contestó que se trataba de alguien de proyección. Hoy, el jugador quiere ir al fútbol del exterior.