Los estudiantes del valle de Los Chillos participaron activamente en el simulacro, lo cual fue evaluado como positivo. Pavel Calahorrano / EL COMERCIO
Desorganización en la coordinación, caos en la movilidad y escasa participación de los habitantes se evidenciaron en el primer simulacro nacional de evacuación por la actividad del volcán Cotopaxi.
Los vecinos y autoridades de las provincias de Pichincha, Napo y Cotopaxi fueron convocados ayer para evaluar su preparación ante una posible erupción del coloso.
Los tres problemas fueron detectados por el Comité de Operaciones de Emergencia, que se reunió para hacer la evaluación del ejercicio, que se desarrolló entre las 05:00 y 11:00. La discusión se llevó a cabo en el ECU911 de Quito.
Las autoridades se comprometieron a buscar soluciones para mejorar la preparación de los habitantes. Aunque para las autoridades, el balance general es positivo, porque la participación de las entidades de los gobiernos central y seccionales se coordinó de mejor manera. Eso dijo César Navas, ministro coordinador de Seguridad.
Para el funcionario, el objetivo del simulacro es perfeccionar las acciones. “Tuvimos comunicación directa y permanente entre entidades. Hay que mejorar los protocolos en el ámbito de la movilidad”. También, colapsó la red de telecomunicaciones en Cotopaxi, por lo que se obligará a las operadoras a contar con una capacidad suficiente para estos ejercicios, indicó.
El caos en la movilización fue el principal problema en el valle de Los Chillos (municipios de Rumiñahui y Quito), luego de las 08:00 cuando se inició el simulacro. Hubo congestión en la autopista General Rumiñahui (Los Chillos-Quito), la Ilaló (Conocoto-La Merced), la E35 (El Colibrí-Cusubamba) y la avenida Simón Bolívar.
Juan Zapata, secretario de Seguridad, reconoció que los protocolos no se siguieron. En alerta a naranja se cerró el pasó a la Bocatoma, El Triángulo, El Colibrí, los puentes 3 y 8 de la autopista. “Hay que mejorar, ya que los cierres se hacen en alerta roja. En naranja se envía a 600 agentes de tránsito”.
Para el ejercicio, los primeros en salir fueron los estudiantes de las 39 instituciones educativas de las zonas de riesgo. De estas, 29 están en el cantón Rumiñahui y 10 en el Distrito Metropolitano (Pichincha).
En total participaron 79 planteles, con 52 905 personas. Los estudiantes de colegios como el Juan de Salinas, el Jacinto Jijón y el centro infantil Gotitas de Amor evacuaron en 37 minutos. Lo hicieron de forma ordenada a los albergues estudiantiles. Se simuló el traslado de personas heridas y jóvenes con discapacidad.
Según Wilson Ortega, viceministro de Gestión Educativa, uno de los puntos destacables fue la participación de la comunidad educativa.
En Latacunga (Cotopaxi) fue notable la escasa participación de vecinos de los barrios y parroquias. Hubo más presencia de funcionarios públicos, de instituciones financieras, cadenas comerciales y otros.
El centro de la urbe estuvo desolado desde temprano. Algunos negocios no abrieron. En las esquinas de las calles de Salcedo y Latacunga se observó a los policías que cargaban una mochila en sus espaldas.
El desarrollo del simulacro fue seguido por las radios locales. “El COE recomienda la evacuación voluntaria de las familias y personas que están en las zonas de riesgo por el posible descenso de lahares. Se cambia la alerta de amarilla a naranja”, decía un locutor.
María Torres salió presurosa al portón de su negocio de ropa para observar a sus vecinos y estudiantes del centro de Latacunga que evacuaban. La comerciante, de 49 años, dijo que no se escuchó la activación de los aparatos del Sistema de Alerta Temprana de la Secretaría de Gestión de Riesgos y del Municipio. “El jueves hicieron las pruebas con estas sirenas y no dejaron ni dormir. Aquí me quedaré hasta que sea algo serio, porque lo que necesita la ciudad es trabajar para salir de la crisis en la que nos pusieron”, comentó enojada.
Los alumnos de varias unidades educativas fueron al albergue del Colegio Vicente León. Los más pequeños llevaron mascarillas, gafas y gorras de protección. Otros estudiantes y profesores no las tenían. Mientras, los dirigentes del barrio El Calvario esperaron a los vecinos.
Las sirenas sonaron y un mensaje anunciaba el cambio de alerta de naranja a roja.
Gladys Betancourt, presidenta de El Calvario, comentó que la activación fue tardía y no hubo coordinación. “En las empresas e instituciones públicas están saliendo por grupos. En un evento real no pasará eso y todos correrán por su lado. Hay errores que las autoridades siempre dicen que corregirán pero persisten”.
El intenso sol provocó que algunos funcionarios, estudiantes y trabajadores se deshidrataran o sufrieran desmayos. Los vecinos de El Calvario les ofrecieron agua y ayuda. “Les hemos brindado agua, aunque las autoridades deberían ubicar un puesto de socorro en la zona alta”.
Con el transcurso de las horas, la señal en las operadoras de telefonía móvil colapsó en Latacunga.
En cambio, un grupo de comerciantes de El Salto protestó y solicitaba al alcalde Patricio Sánchez una sanción para las compañeras de dos centros de expendio que no salieron a la hora del simulacro.
Según Fernando Suárez, gobernador de Cotopaxi, los errores se tomarán en cuenta para los próximos simulacros.
Sobre las fallas en las sirenas, Carlos Murillo, director de Gestión de Riesgos del Municipio, comentó que hubo choque de señales entre equipos del Estado y del Cabildo. “Nos falta adaptación para homologar los sonidos. Tenemos que ver cuáles fueron las fallas técnicas para mejorar y que la próxima vez funcionen a la perfección”.
En contexto
El principal riesgo de una erupción del volcán Cotopaxi es la generación de lahares, que pueden afectar a la población. Ante ello, la preparación de los habitantes es importante, para evitar una tragedia. El proceso eruptivo del coloso comenzó el 14 de agosto.