Tras el accidente en El Quinche en el que una joven resultó herida, el parque de diversiones fue clausurado. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
El accidente en la parroquia de El Quinche que causó graves lesiones a Jenniffer Osorio, de 15 años, reaviva el debate sobre la seguridad de los parques de juegos mecánicos.
La normativa que regula este tipo de actividades en Quito es la Ordenanza Metropolitana 556, sobre la realización de espectáculos públicos.
Allí se establece que el Municipio otorga los permisos de uso de suelo para parques de diversiones. También los pueden emitir los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) Parroquiales.
En el caso de la capital, la Secretaría de Seguridad exige a los dueños un plan de emergencia que, entre otras cosas, debe contar con un sistema de alerta para que los operadores ofrezcan atención inmediata en casos de eventos adversos. Se requiere de brigadas de evacuación, señalética y puntos de encuentro, entre otros.
“No hay juego mecánico en el que no haya riesgo”, señala Christian Rivera, técnico de Riesgos de la Secretaría de Seguridad del Municipio.
Sin embargo, para minimizarlo se exige un requisito adicional para ese tipo de atracciones. Se trata de un informe sobre el estado y el mantenimiento de las máquinas, que actualmente solo lo emite la Escuela Politécnica Nacional.
Una vez que se solicita ese informe, personal de ese centro inspecciona los juegos armados. El objetivo es hacer pruebas de choque e impacto. La visita definitiva para evaluar el plan de emergencia la hace el Municipio, siempre y cuando los dueños de los parques presenten los requisitos.
El parque de diversiones que operaba en El Quinche, en donde Jenniffer cayó desde una altura de 10 metros, tenía que abrirse a partir del jueves 15 de noviembre, señala Rivera. Los permisos de funcionamientos estaban en trámite, sin embargo, el martes 13, cuando ocurrió el accidente, se realizaron pruebas.
Francisco Riofrío, el representante de los juegos mecánicos, confirmó la versión. Lleva 20 años en la actividad y calificó lo ocurrido como un accidente fortuito. “Estamos afrontando la situación”. Dijo que hasta ayer pagó dos facturas que suman USD 8 000 por la atención hospitalaria de la joven y que seguirán respondiendo por los gastos.
Entre abril y noviembre de este año la Secretaría de Seguridad recibió siete solicitudes de funcionamiento para juegos mecánicos. De ellas, tres fueron negadas. También hubo 10 pedidos para instalar inflables y dos se negaron.
La entidad no tiene datos sobre el número de accidentes que se han producido este año.
Estos parques suelen llegar temporalmente a barrios urbanos y a parroquias rurales. En un recorrido realizado ayer por este Diario entre San Bartolo y Tambillo, en el sur, no se encontró ninguno. El Municipio identificó que en fiestas de Quito este tipo de atracciones suele instalarse en Solanda, El Quinche, Tumbaco y Los Chillos, Calderón, entre otros.
Rivera señala que una medida de precaución que pueden tomar los usuarios es solicitar el permiso de funcionamiento del parque. De ser necesario, se puede hacer denuncias ante la Secretaría de Seguridad.
Este tipo de ferias son comunes en las fiestas de los pueblos, comenta Daisy Morales, a quien le gusta la adrenalina que producen estos juegos. La gente los disfruta, dice, porque ofrecen una opción para romper con la tranquila rutina de las parroquias rurales.
Años atrás, no se fijaba en si eran seguros o no. Solo se subía y disfrutaba de la sensación de vacío. Pero recuerda que era notorio que las ruedas moscovitas, por ejemplo, no tenían seguros para las canastas. Hace 10 años no era común escuchar sobre accidentes, señala, pero hace unos cuatro, incluso dos familiares de su padre cayeron de un juego mecánico y sufrieron lesiones serias.
Por eso ahora solo disfruta de esos juegos cuando viaja a algún parque en el extranjero o en el más grande parque de ese tipo en Quito, en las faldas del Pichincha. Para ella es importante que los operarios constaten que el usuario cumple con la estatura mínima permitida o que le adviertan que debe subir sin gafas u objetos que puedan dañar a los demás.
Galo Hidalgo, gerente de Vulqano Park, dice que cuentan con un plan de contingencia frente a emergencias. Para ello se brinda capacitaciones periódicas al personal. Este protocolo forma parte de los estándares que fija la Asociación Internacional de Parques y Atracciones y de lo dispuesto en las normativas locales.
El mantenimiento de los juegos, según Hidalgo, se basa en las recomendaciones del fabricante y en las normas de aplicación ASTM, que es una organización internacional de normas técnicas. Dependiendo del proceso, se puede hacer diario, mensual o hasta anual.