Ciudadanos compran alimentos en la Av Jorge Garces sector del Comite del Pueblo. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.
Debido a las medidas de restricción que rigen en los mercados de Quito para frenar los contagios de covid-19, proveerse de alimentos se ha vuelto un asunto complicado para quienes acostumbran hacer compras en esos lugares y para los dueños de tiendas de barrio. De los 56 mercados que hay en la ciudad, solo están abiertos 12 de lunes a viernes y San Roque y el Mayorista, que pueden funcionar incluidos los fines de semana, solo están disponibles para compras al por mayor.
Ese es el caso de Cristina Espinosa, quien abrió una tienda en noviembre del 2019. Cuenta que ha tenido problemas cuando ha ido a comprar en ambos lugares. En el Mayorista la complicación son las largas filas y para cuando logra entrar, encuentra pocas cosas y a veces no puede comprarlas, porque las frutas, los tomates y otros alimentos están demasiado maduros.
Aunque ese es el sitio donde en tiempos de normalidad hace sus compras, decidió optar por San Roque como alternativa. “Pero en los últimos días es un desastre porque en San Roque los precios son más altos que el Mayorista. Nosotros nos íbamos en el vehículo de mi hijo y ahora no nos permiten ingresar. Nos dicen que solo hay como con camionetas, porque ni el salvoconducto nos hacen valer”.
Ella fue el jueves pasado a ese mercado, porque a pesar de que considera que la calendarización con los últimos dígitos de la cédula no debería afectar a quienes abastecen a los barrios, también ha tenido inconvenientes por eso. Sin embargo, ahora tiene una deuda de tránsito por USD 120 porque a su hijo, quien tiene un auto y le ayuda a transportar las compras, lo multaron los agentes metropolitanos de tránsito.
Ocurrió porque ahora se ha prohibido el ingreso de personas en autos, aunque presenten su salvoconducto y su licencia de funcionamiento, que prueba que tienen una tienda. Su hijo los esperó en una calle aledaña y a pesar de mostrar la documentación, recibió una multa. “Y ahora no sé qué hacer, porque mis clientes que me hacen pedidos esperan que les lleve sus productos a la casa”, dice Espinosa, quien ofrece con su familia servicio a domicilio. Por eso pide que las autoridades den facilidades a las tiendas, para que puedan cumplir con su misión de proveer a los barrios y evitar que la gente salga a comprar.
En Tumbaco, Paula solía acudir al mercado a hacer compras de frutas y verduras tanto en meses anteriores como en las primeras semanas del confinamiento. Lo hacía porque considera que todo era de excelente calidad y se sentía segura comprando ahí. Cuando empezaron las restricciones, fue obligatorio hacer fila, usar guantes y mascarillas y ella respetaba estas reglas.
Calcula que hace unos 10 días cerraron el mercado y desde ahí no sabía qué hacer, hasta que una casera de confianza del mismo mercado le dio su número y por esa vía le hizo ya el primer pedido el martes 14 de abril del 2020. Las cosas le llegaron y notó que el precio ha subido, pero agradece contar con la ayuda de recibir en su casa sus alimentos.
En el valle de Los Chillos también ha habido cambios. Isabel Guacho cuenta que solía abastecerse en el mercado de Alangasí y ahora debió cambiar, porque ese centro también está cerrado temporalmente por las medidas restrictivas. Este miércoles 15 de abril del 2020 fue al mercado de Conocoto y encontró variedad en los productos, pero calcula que le costó entre 25 y 50 centavos más algunas de las cosas que compró. Guacho señala que le preocupa que allí no se puede encontrar alfalfa porque es un insumo básico para quienes crían animales. Sin eso, se afecta la alimentación del ganado o de especies pequeñas como cuyes.
Precios de productos elevados
Ciudadanos denuncian incrementos de precios en tienda de barrio. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.
En sectores como Calderón, Los Chillos o La Floresta, hay quejas de los usuarios de incremento en los precios de carne, huevos, lácteos, pollos, papas y cebollas por ejemplo.
Cecilia Gaybor, dirigente del barrio Bellavista de Calderón, en el extremo norte, indicó que en su sector no hay controles de precios. “Antes de la emergencia, la libra de carne nos vendían a USD 2,80. Yo le reclamé a la dueña de la tienda y me respondió: ¡si quiere lleve!”.
También se incrementó el costo de las manzanas. Antes adquiría seis por USD 1 y ahora le dan tres por el mismo precio. “La cubeta de huevos nos dan a USD 4,50”, dice la dirigente.
En el sector de La Floresta, centro-norte de la urbe, Vinicio Arias, compró cuatro leches y un queso a USD 10,35 en una frutería. Al momento que adquirió esos productos, otros clientes le reclamaron al dueño del negocio por subir los precios. Él respondía: “¡Si quiere se lleva!”.
Gladys Ordóñez es presidenta del Comité Barrial de La Magdalena, en el sur. Enojada, dijo que hacen falta más controles de las autoridades porque en las tiendas los precios subieron “de forma abusiva”.
“El quintal de papas me daban en USD 15 y ahora cuesta 30. USD 2 pagaba por 50 naranjas. En la actualidad, 25 comercializan por USD 5”, indica la dirigente. Pide a la Intendencia de Pichincha que controle los precios también en los mercados, no solamente en las tiendas. “Cuando les reclamamos por los precios (los dueños de las tiendas) nos dicen que ellos deben esperar horas en las filas de acceso al Mercado Mayorista para comprar y luego no venden a precios racionales”.
Ante las quejas ciudadanas, la intendenta de Pichincha, Daniela Valarezo, indicó que los operativos de control de precios son permanentes. 12 personas han sido detenidas por especulación.
Una intervención se realizó la mañana de hoy en el valle de Los Chillos. “La cebolla paiteña se expende a USD 50 y debería constar 42”, precisó la funcionaria.
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