Los complejos turísticos de Píllaro se preparan para recibir turistas por la diablada de Pillaro. Foto: Glenda Giacometti / ELCOMERCIO
Los dueños de todo tipo de negocios buscan ingresos económicos durante la fiesta.
El ajetreo es intenso en los talleres del centro de Píllaro en las vísperas de la Diablada Pillareña, ícono turístico de este cantón de Tungurahua.
Tiendas de disfraces, talleres de máscaras y de costura trabajan desde las primeras horas del día, para elaborar las prendas que vestirán las parejas de línea, las guarichas (hombres disfrazados de mujer) y los capariches, principales personajes de esta celebración.
Los propietarios de restaurantes, complejos turísticos y demás negocios que dependen de esta fiesta que se realizará del 1 al 6 de enero, mejoraron sus instalaciones para la llegada de los visitantes.
Según un estudio del Consejo Provincial de Tungurahua, al menos 50 000 turistas llegaron a inicios de este año a Píllaro y eso generó ingresos por USD 1,2 millones. Se detalla que el 47% de los asistentes fue joven, de entre 25 y 40 años.
Diana Mecías, jefa de Cultura del Municipio de Píllaro, dice que la celebración -declarada Patrimonio Cultural Intangible del Ecuador- está arraigada en la gente del cantón.
Eso permitió que se convirtiera en un ícono turístico importante de la provincia, porque ayuda a la reactivación económica de las familias.
La funcionaria explica que para este 2020 diseñaron una estrategia turística centrada en la promoción de la Diablada en varias partes del país.
Difundieron información sobre los personajes y la fiesta en Quito, en Guayaquil y en los medios nacionales. “Este 2020, esperamos que la cifra de turistas que visiten Píllaro supere la de las fiestas de este año”.
En los 10 talleres que funcionan en distintos sitios de la ciudad los artesanos apuran su trabajo. Ellos elaboran alrededor de 900 caretas de la Diablada, entre pequeñas, medianas y grandes, que son confeccionadas bajo pedido y para la comercialización durante los días del festejo. Estas pueden costar entre USD 60 y 500.
Por ejemplo, en el taller de Freddy Zhunaula todos trabajan a un ritmo acelerado, para terminar las obras encargadas por sus clientes.
En el primer trimestre de este año comenzó a trabajar en los nuevos diseños y la confección de las caretas en papel y en fibra de vidrio.
Los almacenes de alquiler de trajes aumenta por la temporada de la diablada Pillareña. Foto: Glenda Giacometti / ELCOMERCIO
En los seis meses de trabajo logró producir entre 80 y 100 caretas de la Diablada. Eso generó ingresos por más de USD 5 000 y dio empleo temporal a otras 10 personas que trabajan en la elaboración de las diversas partes como los cuernos, el pelaje de los diablos….
“Los artesanos esperamos esta temporada para tener ingresos que nos ayuden a financiar los gastos en la casa durante los primeros meses del año”, afirma Zhunaula.
El viernes pasado, el alcalde de Píllaro, Elías Yanchatipán, visitó los talleres y sitios turísticos para conocer sobre los preparativos y las nuevas inversiones realizadas para mejorar las instalaciones y prestar un buen servicio.
Menciona que la Diablada Pillareña es importante para la ciudad, porque cada año el turista inyecta en la economía al menos USD 70 diarios. “El próximo año la gente podrá recuperarse del paro en esta nueva edición festiva”.
En el complejo turístico El Porvenir, localizado a 8 kilómetros del centro de Píllaro, en la vía al Parque Nacional Llanganates, sus propietarios invirtieron USD 5 000 en la adecuación de sus espacios e instalación de nuevos juegos.
Este lugar ofrece pesca deportiva, caminatas, paseo en bote, toreo con borregos mochos, tarabita, juegos infantiles y canchas deportivas.
Wilfrido Salas, gerente del emprendimiento familiar, tiene expectativas de que los visitantes lleguen a disfrutar del paisaje, la naturaleza y de los platos que oferta, como trucha asada o frita, al vapor o en salsa de mango, caldo de gallina y otras preparaciones típicas.
En el local de alquiler de disfraces Arte Andino, en el centro de Píllaro, el trabajo es ajetreado. Su propietaria, Nancy Sánchez, espera hasta el domingo alquilar los 120 trajes para la Diablada. “Es una fiesta que deja un rédito económico importante. De esto nos beneficiamos al menos 12 negocios dedicados al alquiler y confección de los trajes”.