La gente tiene problemas para movilizarse a lo largo de la ciudad, debido a la paralización de transportistas. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Las escenas se repiten en las paradas de buses, estaciones de transporte, mercados y parques de Quito durante la mañana de este viernes 4 de octubre del 2019. Hombres y mujeres subiéndose en camionetas y camiones pequeños para dirigirse a sus trabajos o realizar trámites.
Otros se suben en los automóviles de personas caritativas que se ofrecen llevarlos. También lo hacen pequeños furgones. Esa es la realidad que se vive en Quito en el segundo día de protestas por la eliminación del subsidio a los combustibles. Según el Ministerio de Gobierno, 31 personas han sido detenidas en Quito, hasta las 22:00 de ayer tras las protestas. Hoy, los servicios de transporte público de buses y taxis se encuentran completamente suspendidos.
La gente tiene problemas para movilizarse a lo largo de la ciudad. Este Diario hizo un recorrido y constató que los peatones pagan tarifas diferentes para movilizarse en camionetas y camiones pequeños. Jennifer Rojas, de 26 años, es empleada de una tienda de electrodomésticos ubicada en las calles Guayaquil y Olmedo, en el Centro Histórico.
Hoy salió de su casa a las 06:30 para llegar a las 08:30. “Tomé una furgoneta desde Carapungo que me cobró USD 4,60 y me dejó en el sector de El Labrador. De ahí llegué en Trolebús“.
En el Playón de La Marín, también en el centro, varias camionetas particulares se parquearon sobre la acera para transportar gente. “USD 1 cobro hasta el sector del Pintado, en el sur”, manifestó Carlos Madrid, quien cargó a 15 personas en su vehículo.
Hay gente que aprovecha la ayuda de personas caritativas que las llevan en sus automotores. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Pasadas las 09:00 de hoy, varios puntos del sur permanecían cerrados. Por ejemplo, los manifestantes quemaron llantas y cerraron el paso en el intercambiador de Chillogallo. Lo mismo ocurrió en la intersección de la avenida Teniente Hugo Ortiz y Morán Valverde.
En la Teniente Hugo Ortiz y Solanda, los manifestantes pinchaban con destornilladores los neumáticos de los taxis que salieron a trabajar. También los amenazaban.
De igual forma, en esos puntos, la gente pagaba hasta USD 1,50 por trasladarse en camionetas. César Cueva pagó esa cantidad para movilizarse desde la Villa Flora hasta Chillogallo. De ahí caminó hasta la fábrica de muebles en donde labora en Guamaní.
En la cooperativa Jaime Roldós, en el noroccidente de Quito, los vecinos pagaban un dólar a los choferes de camionetas para que los lleven hasta el redondel de Cangahua. Luego tenían que tomar otro vehículo y cancelar USD 3 para salir a la avenida Mariscal Sucre u otros puntos de la urbe. Así lo indicó el morador de ese sector, Marco Sánchez.
Hay gente que aprovecha la ayuda de personas caritativas que las llevan en sus automotores. Gissela Carvajal se dirigía a su casa en Monjas Orquídeas y caminó hasta el intercambiador de El Trébol. Allí se subió en una camioneta que la trasladó hasta el ingreso a la entrada de ese vecindario.