Segundo Álvarez, oriundo de la provincia de Cañar, desapareció al cruzar la frontera entre México y Estados Unidos el 20 de junio. Foto: Cortesía Organización 1800 Migrantes
La tristeza y la incertidumbre embargan a la familia cañarense Álvarez Angamarca. Desde hace más de un mes, Segundo Álvarez, de 24 años, está desaparecido en la frontera entre México y Estados Unidos.
Álvarez salió de su natal Cañar el 27 de mayo del 2019, con su esposa y su hijo menor de edad, en un viaje directo desde Guayaquil a México. Él laboraba como obrero para una constructora que tenía contratos con el Estado, pero que no cobraba a tiempo.
En México, los padres con su hijo avanzaron juntos en buses y vehículos particulares hasta una ciudad fronteriza. El 20 de junio fue la última vez que Álvarez llamó a su madre, Norma Angamarca, para pedirle la bendición y despedirse porque iban a cruzar la frontera.
Para cruzar la frontera los separaron. La madre con su hijo en un grupo de migrantes y Álvarez en otro, por rutas distintas. A la semana conocieron que la esposa y su hijo fueron detenidos y trasladados a una casa hogar en el estado de Florida.
El grupo de Álvarez fue por el desierto de Arizona y por compañeros de viaje, la familia supo que el joven no avanzó a caminar y se quedó descansando debajo de un árbol cerca de Phoenix. Angamarca cuenta que le rogó a su hijo que no se marchara.
“No te vayas hijito, en medio de nuestra pobreza no moriremos de hambre”, con esas palabras intentó -hasta el momento de la despedida- convencerlo de que desista de emigrar a Estados Unidos de forma irregular. Pero la decisión estaba tomada.
La organización 1800migrante.com está ayudando en esta búsqueda y su cofundador, William Murillo, cuenta que cada semana reciben decenas de consultas de familias ecuatorianas que están viajando con niños, por la frontera, arriesgando sus vidas.
Para Murillo, el beneficio migratorio que brinda México al retirar la visa de ingreso a los ecuatorianos está siendo mal utilizado por los traficantes de personas. “Es una travesía peligrosa cruzar el desierto de Sonora o Arizona, o nadar por el río Bravo”.