Diputadas alemanas y una española protestaron el lunes fuera de la cárcel de Assange. Foto: Agencia AFP
La Embajada de Ecuador en Londres había sido convertida en algo parecido a un “centro de espionaje internacional y de terrorismo informático”, durante la permanencia del ‘hacker’ australiano Julián Assange.
Así lo ratificó este miércoles 17 de abril del 2019, en una entrevista para la BBC, el presidente Lenín Moreno, quien aseguró que hubo una “alcahuetería del Gobierno anterior” con el cofundador del portal Wikileaks.
Según los registros de la Cancillería, por lo menos en cuatro ocasiones Assange incumplió con una de las principales cláusulas de las convenciones internacionales sobre asilo: no intervenir en asuntos de otros Estados.
Lo hizo a través de publicaciones en Wikileaks, en redes sociales y en entrevistas.
Assange recibió un primer llamado de atención por parte del Gobierno anterior, luego de que el 18 de octubre del 2016 aparecieran publicaciones en la plataforma de Wikileaks sobre las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Sin embargo, al año siguiente, el 3 de abril del 2017, el asilado se pronunció en Twitter sobre candidatos que terciaban en las elecciones presidenciales del Ecuador.
Y siete meses después, el 22 de noviembre del 2017, Assange tomó partido en la situación que se vivía en España por la intención de líderes independentistas de Cataluña.
En esa ocasión, frente a un nuevo llamado de atención, Assange se comprometió a “observar una conducta que sea compatible con la voluntad del Estado ecuatoriano”.
Este año, no obstante, Wikileaks divulgó documentos internos del Vaticano, aunque la defensa de Assange sostiene que él no dirigía Wikileaks.
De allí que el experto en temas internacionales, Mauricio Gándara, cree que el Ejecutivo hizo bien hace ocho días en retirarle el asilo, “aunque tarde”.
“La institución del asilo tiene toda una historia; no proteger a alguien, no invertir en alguien para que se entrometa en la política de Estados Unidos, para eso no es el asilo”, agrega el exvicepresidente León Roldós.
El Estado ecuatoriano destinó USD 5,8 millones para la seguridad de la Embajada en los casi siete años que Assange permaneció en el lugar. Además de USD 400 000 en gastos médicos, alimentación lavandería y consultorías jurídicas.
“Que él (Assange) haya revelado información trascendente que no debió ser escondida nunca, era una razón suficiente para darle el asilo y para proteger su vida”, sostuvo el excanciller Ricardo Patiño en una entrevista, al justificar la protección dada al ‘hacker’.
La Cancillería también tiene una lista de comportamientos hostiles de Assange durante su permanencia en la Embajada.
Assange llegó a amenazar con “activar puntos en el momento en que se le quite el derecho al asilo”, dijo este miércoles el presidente Moreno.
Agregó que el Ecuador ha sufrido más de 40 millones de ataques informáticos, desde que el jueves pasado le retiró la protección, aunque no han afectado ni a las instituciones públicas ni a las privadas como la banca. Assange permanece recluido en una cárcel de Londres, por haber violado unas medidas cautelares en el 2012.
Una de las últimas amenazas se dio en marzo pasado, cuando Assange alertó al Embajador del Ecuador en Londres que tenía en su poder “botones que podría apretar si creía que su integridad se encontraba en riesgo”. Eso fue reportado, según la Cancillería, a la Policía Diplomática de Reino Unido.
Para el jefe de la Diplomacia ecuatoriana, José Valencia, Assange tuvo “una creciente conducta agresiva e infamante” en contra del país que lo asiló, en el que se incluyen agresiones al personal, destrozos en las instalaciones y hasta “conductas higiénicas impropias”.
El documento con el que fue notificado de la terminación del asilo no ha sido difundido.
En contexto
A ocho días de que el Gobierno decidiera retirar el asilo a Julián Assange, en las comisiones de Relaciones Internacionales y de Fiscalización de la Asamblea Nacional se alistan investigaciones, principalmente por la entrega de la nacionalidad ecuatoriana.