El próximo primer ministro israelí no tendrá tiempo para dormirse en los laureles y tendrá que enfrentarse a desafíos diplomáticos complicados, sobre todo si Benjamin Netanyahu revalida su puesto tras las legislativas del martes, según los expertos.
El más importante es la crisis de confianza con Estados Unidos pero hay otros, como las acusaciones de los palestinos en el marco del derecho internacional, el acuerdo nuclear con Irán o las tensiones con Europa por la colonización.
La reelección de Netanyahu, que aspira a un tercer mandato consecutivo frente a una coalición de centro-izquierda liderada por el laborista Isaac Herzog, podría conllevar más dificultades en esos frentes, según los especialistas.
La relación ya difícil entre Netanyahu y el presidente estadounidense Barack Obama empeoró a raíz del discurso del mandatario israelí en el congreso estadounidense para criticar la negociación de un acuerdo entre las grandes potencias y Teherán sobre el programa nuclear iraní.
“El precio que tendrá que pagar por expresar públicamente estas críticas y entrar en el debate público […] es la pérdida de influencia en las [reuniones] a puerta cerrada”, subraya el antiguo portavoz del ministerio israelí de Relaciones Exteriores, Yigal Palmor.
Si Netanyahu se mantiene en el poder, le será particularmente difícil coordinar su diplomacia con Washington, no sólo en lo referente a Irán sino también en todos los temas en los que Estados Unidos suele apoyar a los israelíes, considera Eytan Gilboa, un experto en relaciones entre EEUU e Israel de la Universidad Bar Ilan, cerca de Tel Aviv.
Entre esos temas están las acciones unilaterales para el reconocimiento del Estado Palestino por parte de las Naciones Unidas y las quejas que los palestinos piensan plantear contra Israel ante la Corte Penal Internacional.