Guillermo Lasso viajó a Quito para acompañar a votar a Andrés Páez, que al igual que Moreno lo hizo en la UTE. Foto: Patricio Terán/EL COMERCIO
En cuestión de minutos, el ambiente en el salón Isabela del Hotel Hilton Colón pasó de la quietud a la euforia total.
Desde la víspera se conocía que Guillermo Lasso solo aparecería si las encuestas a boca de urna le daban un amplio margen para entrar a la segunda vuelta electoral.
El candidato presidencial de la alianza Creo-SUMA estaba en una suite del piso 10 de ese hotel. Su esposa, María de Lourdes Alcívar, sus cinco hijos, algunos de sus hermanos (Carlos, Cecilia), sus nueras y sus cuñados lo acompañaron toda la jornada.
Ahí, su equipo más cercano monitoreaba los primeros resultados a boca de urna. Debían tener la certeza de que las cifras cuadraran; esperaban el segundo corte. Fernando Coronel, jefe de campaña; y Eduardo Bonilla, director de Comunicaciones, debían dar una rueda de prensa a las 17:30. Pero Lasso decidió bajar: “Yo voy a hablar”.
Ya a las 13:15, cuando fue a votar a la junta 235 de la Unidad Educativa Batalla de Tarqui, se mostraba triunfador. Y a las 14:00, cuando acompañó a su esposa a votar en la Escuela San Agustín, recordó que ahí, en el centro de la ciudad, había hecho cursos de nivelación de niño. Esperó a que ella hiciera la fila para que pudiera votar y le pidió que le mostrara la papeleta en la que rayó por las listas 21-23.
En las afueras pagó USD 20 a un comerciante informal que plastificó su documento de votación. Media hora después se sentó a descansar en el piso de uno de los pasillos de la Facultad de Ingeniería de la U. de Guayaquil, donde sus hijas ‘Luli’ y María Mercedes sufragaron.
Estaba relajado, convencido de pasar a la segunda vuelta. Sus simpatizantes se sentaban a su lado, en el piso, para hacerse ‘selfies’ con él. Había sentido el intenso calor de invierno y el apoyo de la gente que gritaba “Lasso, presidente” en todas partes. Su camisa celeste se empapó de sudor.
Entre tanto, en el hotel estaba instalado el escenario y los militantes del movimiento Creo continuaban en vigilia. Así habían estado desde casi la medianoche del sábado, cuando en el Centro de Convenciones de Guayaquil no pudieron terminar de armar la celebración del domingo19 de febrero.
“¡Lasso, presidente. Lasso, presidente!”. La euforia comenzaba a las 17:00 en el salón que vestía de blanco en su mayoría, el color característico de Creo. El candidato ingresaba con Andrés Páez, Guillermo Celi, quien encabeza la lista nacional para la Asamblea; y, el prefecto del Azuay Paúl Carrasco, director del movimiento Podemos.
“Hay segunda vuelta”. Eso fue lo primero que dijo el presidenciable con voz fuerte y estallaron los gritos. A un costado del escenario estaba César Monge, Lasso lo llamó a su lado pero no subió. El director de Creo es quien ha manejado la logística de campaña, que tiene al presidenciable en segunda vuelta y que disputará la Presidencia el 2 de abril. “El día de hoy será recordado en la historia como el día en que ganó la democracia ecuatoriana y se impuso la voluntad del pueblo ecuatoriano”, dijo Lasso.
“Esto recién empieza, la campaña comienza mañana a las cinco de la mañana”. Los gritos de “Lasso, presidente” lo interrumpían. “Más del 60-62% ha dicho no al Gobierno”. Su discurso de 8 minutos giró en torno a la unidad nacional para construir un gobierno “no partidista”, sino a favor de las grandes mayorías del pueblo ecuatoriano.
“Esta es la hora de una más amplia unidad de todos los candidatos de oposición”, dijo e hizo un llamado a Cynthia Viteri y al PSC, a Paco Moncayo y a la ID, a Pachakutik y a otros grupos sociales y políticos. Mientras hablaba, la militancia de Creo vivía el triunfo.
“Vamos a representarlos a ustedes, a todo el pueblo ecuatoriano que votó en contra de este modelo de la tiranía de un partido político, porque todos queremos democracia y vivir en libertad”, dijo antes de retirarse.
Lasso salió del salón como entró, en medio de los gritos de sus seguidores, que lo quieren ver presidente y rodeado de la seguridad hasta el ascensor que lo volvió a llevar a la suite del piso 10.