En el Liceo del Valle, alumnos de inicial pintan el Escudo y hablan de su significado. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
La profesora Mabel Barros les preguntó: ¿qué elementos conforman el Escudo ecuatoriano? “Un sol, un buque, un óvalo”, respondieron Rafaela, Lucy, Julián y Ana Victoria, alumnos de inicial dos.
Desde el viernes anterior (25 de octubre del 2019), en el Liceo del Valle, los más pequeños empezaron a prepararse para este 31 de octubre, que se conmemora el día de este símbolo patrio. Todos dibujaron y colorearon el Escudo. Pero a la par, hoy, previo al feriado, disfrutarán de la colada morada y la guagua de pan. Y de un festejo por Halloween.
Así que, junto a esa aula, la docente Eugenia Macías, del mismo nivel, guiaba a un grupo de alumnos que coloreaban máscaras de calavera. Otros se dedicaron a decorar el salón con dibujos de guaguas de pan. En estas semanas, a los niños se les habla sobre el Día de los Difuntos, al estilo mexicano y ecuatoriano.
Por ello Isaac Galarza explicó a sus compañeros qué significa cada elemento del altar que armaron. Colocaron ofrendas para los muertos.
“Se ponen los retratos de las personas que se han ido, los pétalos de flores guían su camino. Hay una vela por cada familiar que se murió, para que encuentre la luz. Y la sal purifica su alma”, relató el pequeño.
Y en Ecuador ¿cómo festejamos?, preguntó la maestra. Eugenia, una niña venezolana de 4 años, levantó la mano y respondió: “Comemos colada morada con guaguas de pan”.
Patricio Cevallos, rector de la institución, señaló que con varias actividades se promueve la mentalidad internacional. Eso -subrayó- les abre posibilidades de conocer celebraciones de más culturas.
El Escudo del Ecuador que colorearon los niños de 4 años no es el único que ha representado al país. Desde 1820 se han producido constantes cambios, les dijeron.
A los niños también les hablan de Halloween, de origen europeo, conocida como Noche de Brujas o Noche de Víspera de Difuntos.
El docente de psicología social de la Universidad de las Américas (UDLA), Iván Villafuerte, considera que esta última celebración se vuelve más atractiva, debido a que el Escudo no es un elemento patrio tan visible como la Bandera.
Sin embargo, enfatiza que en lo educativo se debe trabajar en que los chicos entiendan que son parte de una sociedad global, sin olvidar que “tenemos costumbres propias”.
Paulina Arellano, directora de inicial del Liceo del Valle, explica que educar a los niños en esa línea es parte del Programa de Escuela Primaria (PEP), que corresponde al Bachillerato Internacional.
Esa visión global se refleja, por ejemplo, en una unidad de trabajo que se denomina Quiénes somos. Se aplica en días como hoy. Los chicos aprenden primero a conocerse a sí mismos para saber de dónde vienen, explica la Directora. Y luego se abren al mundo.
La visión internacional -dice- es además una responsabilidad con estudiantes de otros países. Por eso, a través de comunidades de aprendizaje, se incluye a las familias en las celebraciones vivenciales. “Así será un aprendizaje que se afiance a lo largo de la vida”.
Haifa Khamis es madre de familia de la Academia Cotopaxi. Durante 13 años ha participado en actividades inclusivas de este colegio, al que van alumnos de 40 nacionalidades.
En clase de español, todos los estudiantes aprenden sobre el Escudo de Ecuador y cantan el Himno Nacional.
Aunque en este plantel no celebran Halloween, fuera de él, padres estadounidenses invitan a los ecuatorianos a ser parte de las tradiciones en esta fecha: recorrer el barrio para pedir caramelos, por ejemplo.
En el Colegio Letort hoy es un día de celebración diversa. En el minuto cívico, los chicos hablarán sobre el Escudo Nacional como símbolo patrio.
Luego, los padres de familia se encargarán de entregar colada morada con guaguas de pan, como parte de la preservación de la tradición local.
Y desde las 13:00, los profesores de inglés se encargarán de la celebración de Halloween dentro de las aulas. Los chicos decoran las puertas, se disfrazan y se elige la mejor decoración al final.
La rectora del plantel, Carolina Pinzón, cuenta que el programa de Bachillerato Internacional vuelve al colegio bilingüe. Por ello -señala- procuran promover aspectos de las culturas de cada lengua que los chicos aprenden.
Alfredo Santillán, profesor del departamento de Antropología, Historia y Humanidades de la Flacso, recuerda que el fin de la escuela no es solo académico. Ahí dentro -dice- se teje una vida social.
Santillán comenta que en este día se debate si se debe celebrar lo nacional o lo internacional. Pero admite: “no se trata de establecer una jerarquía que permita decidir”. El civismo -anota- no puede imponerse y tampoco es posible prohibir festividades extranjeras.