Cerca de las 17:50, el Papa llegó a la plaza de San Francisco de Quito para empezar el encuentro con las organizaciones de la sociedad civil. A su arribo recibió la Llave de la Ciudad de manos del alcalde capitalino Mauricio Rodas.
Luego de escuchar a varios representantes de organizaciones civiles, el Papa pidió luchar por la inclusión a todos los niveles. Después de casi 60 minutos, el Pontífice se retiró de San Francisco en medio de la algarabía de quienes llegaron al Centro Histórico para verlo y recibir su bendición.
Pasadas las 19:00 de este martes 7 de julio, Jorge Mario Bergoglio ingresó a la iglesia de La Compañía, un templo jesuita de la época colonial. Ahí hará una oración frente a la imagen de Santa Mariana de Jesús. Está previsto que permanezca en el lugar cerca de 45 minutos, para luego dirigirse hacia la Nunciatura Apostólica para descansar.
Los fieles católicos lo esperaron en el Centro Histórico de Quito desde la mañana. En la parada del Trole de la Recoleta, en la calle Maldonado, en el centro-sur de Quito, los pasajeros debían resignarse a caminar. El servicio de transporte municipal fue suspendido en el Centro Histórico de la ciudad, para dar prioridad a los peatones.
La mayoría buscó un lugar en donde ubicarse, aunque a las 16:00 ya era difícil conseguir un puesto, pero se las ingeniaban para lograrlo. A esa hora, las aceras de la calle Rocafuerte, centenas de personas esperan detrás de una larga hilera de vallas metálicas y un cordón policial. Algunas con banderas del Ecuador, otras, flores. Las personas esperaron ansiosas una de las últimas oportunidades de ver pasar al papa Francisco, quien la mañana de este martes 7 de julio del 2015 ofreció una misa en el parque Bicentenario, en el norte de la ciudad.
Los pocos que tenían una invitación para llegar hasta la plaza de San Francisco, pudieron caminar en medio de una especie de calle de honor. Al llegar, más miembros de la Policía Nacional fueron el último filtro. Desde temprano, la mayor parte de las sillas blancas de plástico que se ubicaron sobre el piso de antigua piedra fueron ocupadas.
A esta hora, en San Francisco hay carpas en las que se reparte agua a las personas que han esperado desde temprano por la llegada del Papa. También hay personal de la
La gente esperó en medio de una jornada diversa. Por momentos hubo cánticos religiosos y oración. En otros se oyeron discursos de dirigentes educativos, por ejemplo. También hubo espacio para la música popular, a cargo del grupo Quimera y de Karla Kanora.
Un grupo de niños prefirió jugar un poco. En la esquina suroccidental de la plaza estaban algunas palomas. Ellos se sentaban despacio junto a ellas, para no espantarlas, e intentaban tocarlas. Luego, alguno corría entre ellas para verlas volar.
Una de las más pequeñas, de unos 3 años de edad, dijo muy seria: “no vuelan mucho porque están enojadas. Ellos (señalando a la gente que espera en la plaza) están ocupando su casa”. Un niño mayor, de unos 12, le explicaba que estaban ahí porque más tarde vendría el Papa. ¿”Quién es?”, preguntó la niña. Y él respondió: “el del vestido blanco con el gorrito, que sale en la tele todos los días y que reza mucho”. La pequeña sonrió y siguió jugando.
Plaza de San Francisco. Foto: El Comercio
Mientras tanto, en las pantallas gigantes se empezaba a proyectar el movimiento de la gente en las afueras de la Nunciatura. Él salió rumbo a la Universidad Católica, en donde a las 17:08 continuaba hablando para los estudiantes y maestros allí reunidos.