Un tramo de la Gran Colombia está cerrado por completo en el sector de La Alameda. Foto: Diego Pallero/EL COMERCIO
El miércoles 5 de julio de 2017 en El Calzado, otra reducción de carril se sumó a las restricciones viales ya existentes en la ciudad por los trabajos para la construcción del Metro de Quito. Actualmente hay nueve sectores en donde existen restricciones viales a tomar en cuenta para planificar la ruta diaria.
Desde abril de 2016, fecha en la que se iniciaron las obras de la Fase II (la construcción del túnel), se han realizado 23 cierres viales considerables. Es decir, uno por mes, según la Empresa del Metro de Quito.
Está previsto que la construcción del Metro culmine en abril del 2019. Hasta esa fecha están previstos alrededor de 15 cierres más. Sin embargo, durante la última etapa de trabajos se prevé que las restricciones no estén en las vías principales y la movilidad mejore.
Según Cristóbal Buendía, del Observatorio de Movilidad, una vez que el período escolar concluyó, el tráfico en la ciudad disminuye entre el 25% y 30%. Las vacaciones, dijo, deberían aprovecharse para intensificar los trabajos.
El Metro de Quito tomó en consideración el verano. Hasta finales de agosto está prevista la habilitación del tránsito normal en cinco de los nueve puntos en los que ahora se trabaja. Estos son: San Francisco en el centro, una parte de La Magdalena, El Recreo, Morán Valverde, en el sur, y las Naciones Unidas, en el norte.
Según Buendía, los tiempos de viaje por las restricciones viales no han aumentado significativamente. Sin embargo, entre los conductores y quienes viajan en transporte público, las opiniones son divididas. Están conscientes de que la construcción de la obra involucraría molestias por lo que han reorganizado sus tiempos.
Paulina Sánchez, por trabajo, se traslada tres días a la semana desde la 6 de Diciembre y Bosmediano, en el norte, hasta el Cuerpo de Ingenieros en la Rodrigo de Chávez, sur de la capital. Ella dice que al mediodía es cuando más se complica la circulación. “Cuando hay tráfico, fácilmente puedo demorarme hasta unos 20 minutos. Por eso salgo con unos 15 minutos de anticipación a lo que salía antes del cierre”, dijo.
En ese sector, los trabajos para el Metro requirieron el cierre de la calzada oriente–occidente de la avenida Rodrigo de Chávez, entre las calles Pedro de Alfaro y Galte. Al momento, ese tramo de vía se ha convertido en un parqueadero de vehículos y en una zona de tránsito para los peatones.
Gabriel Carrera, taxista, dijo que el tráfico en ese sector se forma también en la calle Pedro de Alfaro. “Para atravesar la Rodrigo de Chávez se forma una fila de hasta tres cuadras. Los clientes se enojan con nosotros y a veces con razón porque nos demoramos más en los viajes”, comentó.
Hay dos restricciones viales que involucran cierre completos de un tramo de vía. Uno es el de La Alameda, en el centro norte y el del sector de La Pradera, en el norte de la ciudad.
Para el taxista Patricio Jiménez, el de la Alameda es el cierre más molestoso. “Los desvíos son por calles estrechas que demoran el paso hacia el centro”, comentó.
Hasta el 23 de junio pasado, en ese sector había paso para el transporte. Desde esa fecha, el tramo de la Gran Colombia, entre las calles Sodiro y Espinoza está cerrado.
La aplicación de esta medida es la que más cambios ha generado a la ciudadanía. Por ese tramo circulaban los buses que vienen desde el norte para atravesar el centro por la Pichincha y viceversa.
En este caso, la afectación no es solo para quienes transitan en vehículo privado sino también para quienes usan el transporte público. Uno de esos caso es el de Mayra Caiza. Ella reside en el sector de la Tola y, para trasladarse al sector del Colegio Montúfar, en el sur, tomaba el sistema Ecovía.
A Caiza ahora le toca desplazarse hasta la av. 10 de Agosto para tomar el articulado . “Debo salir unos 10 minutos antes de lo que solía para no atrasarme a mi trabajo”, señaló.
Quienes toman este medio de transporte deben tomar en cuenta que los articulados van, de norte a sur, por la 6 de Diciembre, Tarqui y después por la avenida 10 de Agosto. En sentido inverso circula por la 10 de Agosto, Luis Felipe Borja para tomar la Tarqui.
En la Eloy Alfaro y Alemania, en el norte de Quito, el cierre también afecta a los negocios aledaños. Según Andrea Sópalo, quien administra una papelería en ese sector, dijo que el polvo y el ruido es una molestia constante. También comentó que una de las opciones que han tomado sus clientes para evitar más demoras por lo complicado de llegar hasta su negocio es que piden por teléfono lo que necesitan y solo se acercan a retirar su compra.
Buendía señaló que todas estas molestias son lógicas por una obra de las características del Metro. Por ello, su principal recomendación es planificar la mejor ruta posible y salir con más anticipación para evitar demoras.