El turismo se reactiva en la comunidad de Pondoa

María Padilla y Eduardo Hauyon ayudaron a los campesinos del Centro Comunitario Pondoa en la cocina y el ordeño. Glenda Giacometti /  El COMERCIO.

María Padilla y Eduardo Hauyon ayudaron a los campesinos del Centro Comunitario Pondoa en la cocina y el ordeño. Glenda Giacometti / El COMERCIO.

María Padilla y Eduardo Hauyon ayudaron a los campesinos del Centro Comunitario Pondoa en la cocina y el ordeño. Ellos cabalgaron por las lagunas de la zona. Foto: Glenda Giacometti / El COMERCIO.

El Centro de Turismo Comunitario Pondoa es impulsado por 20 familias de la zona rural de Baños de Agua Santa desde enero. Los campesinos ofertan los paseos a caballo, senderismo, camping, descenso en bicicleta y gastronomía.

Lo hacen desde que la Secretaría de Gestión de Riesgos informara que la fase eruptiva del coloso terminó después de 18 años. Los agricultores dejaron de promover estas actividades cuando el coloso comenzó a expulsar cenizas, gases y vapor desde 1999.

Los andinistas se hospedan, disfrutaban la gastronomía y ascendían a la cumbre del coloso, ubicado en el Parque Nacional Sangay. Las pesadas mochilas y equipos de montaña eran subidos en el lomo de los caballos y burros.

Miguel Pérez, gerente del Centro Comunitario, recuerda que estas actividades eran ofertadas por más de 42 familias de las cuales quedaron 20. Los socios migraron a zonas seguras, tras las erupciones, y nunca más regresaron.

Los vestigios del descenso de lava o flujos piroclásticos ahora se convirtieron en parte de las visitas. El dirigente explica que desde el mirador Chontal se observa por dónde descendió el material incandescente y el encañonado de Patate. Del observatorio Sigualo se divisa parte de la ciudad de Baños, los Llanganates y la Amazonía. “Hemos activado las rutas turísticas vivenciales para el visitante”, asegura Pérez.

María Padilla y Eduardo Hauyon ayudaron a los campesinos del Centro Comunitario Pondoa en la cocina y el ordeño. Glenda Giacometti / El COMERCIO.

Estas consisten en compartir con la comunidad el ordeño de las vacas, la siembra, cosecha y alimentar a los cuyes, conejos y gallinas. Entre otras actividades que complementan la visita a Pondoa están la preparación del cuy, el recorrido por el museo y el ascenso a la cumbre de la mama Tungurahua.

“El turista es parte de la comunidad y es feliz cuando experimenta nuevas cosas. Por eso le permitimos que ingrese a la cocina o esté con nosotros en el campo”, asegura Rosana Merino, presidenta de la comunidad.

La peruana María Padilla y el chileno Eduardo Hauyon fueron parte del turismo vivencial el martes. Los aventureros recorrieron las estrechas calles del caserío, ubicado a 2 400 metros sobre el nivel del mar.

Ellos se sintieron atraídos por la historia de la comunidad, los senderos del bosque húmedo y las lagunas de color verdoso. El ordeño de las vacas fue algo nuevo para estos viajeros. Los extranjeros ascendieron parte de la montaña para llegar a donde los semovientes. “Baños es espectacular. Todos los días tienes algo nuevo por hacer y conocer”, indica Padilla.

Los visitantes se pueden hospedar en cinco cabañas o en zonas exclusivas para camping. Las rutas que ofertan son de un día o tres. En las caminatas pueden observar aves, orquídeas, plantas medicinales y animales de la zona.

Suplementos digitales