Karen Pérez lleva tres años como policía en el Grupo de Operaciones Motorizadas. Foto: EL COMERCIO
Karen Pérez
Quito, 25 años
Lleva tres años como policía en el Grupo de Operaciones Motorizadas. Es la única policía motorizada del Distrito Eugenio Espejo.
Soy policía del Grupo de Operaciones Motorizadas (GOM) y también participo en el grupo acrobático ‘Pájaros azules’, en donde mostramos algunas acrobacias sobre la moto. Una de estas es realizar una pirámide de 15 personas utilizando tres motocicletas.
Para mí es muy importante que haya mujeres en el GOM, porque las motocicletas son las que más rápido acuden a las emergencias, sobre todo en Quito, que es una ciudad con mucho tráfico. El papel de la mujer policía es muy importante en procedimientos donde hay otras mujeres y son sospechosas de algún delito. A nosotras nos toca hacerles el respectivo registro y sobre todo en los casos de drogas debemos buscar dónde esconden la sustancia, que puede ser en su ropa interior.
Yo conduzco una motocicleta desde los 15 años. Siempre me ha gustado este vehículo y estoy orgullosa de ser la única mujer del GOM del distrito Eugenio Espejo, que comprende el área del norte de la ciudad y en donde se ubican los bancos y oficinas. Tengo a cargo patrullar toda esa zona y si ocurre algo debo acudir en minutos a la emergencia. Agradezco mucho a mi familia porque me ha apoyado siempre en esta profesión que para mí es un servicio a la comunidad.
Ser mujer policía a veces es duro para compañeras que tienen hijos y deben estar lejos de ellos. Yo solo he tenido que ausentarme de mi madre durante el año que me dieron el pase a Loja. Pero mis compañeros varones me motivaron a seguir adelante.
He aprendido mucho de ellos; me ayudan a perfeccionar cómo hacer los procedimientos o realizar las tácticas policiales para usar bien la motocicleta si hay que detener a un ciudadano.
También he tenido casos de mujeres que venden droga y que veces llevan a sus hijos. En esos casos no solo en papel de la mujer para realizar el registro es importante, sino para hacer que los niños se tranquilicen, dejen de llorar. Creo que tenemos esa sensibilidad para tratarlos, porque muchas compañeras también son madres y entienden que un niño debe ser cuidado cuando su madre lo ponga en riesgo.
Ser policía y ser mujer es un orgullo. Desde niña veía a mis familiares que también son miembros de la Institución vestir con orgullo el uniforme. Ellos hablaban de que a través de esta profesión podían servir a la gente. Eso es lo que más disfruto.
Cuando entrenábamos las maniobras con la moto, a veces en montañas o terrenos empinados sentía temor. Me he caído muchas veces, tengo algunas heridas, pero pienso que vale la pena.
Frase: “Cuando entrenábamos las maniobras con la moto, a veces en montañas o terrenos empinados sentía temor. Me he caído muchas veces, tengo algunas heridas, pero pienso que vale la pena”