La ropa del danzante se cose en Guapante

Danilo Congacha prueba uno de los trajes de danzante a Rosario Tixi, una de las danzantes locales.

Danilo Congacha prueba uno de los trajes de danzante a Rosario Tixi, una de las danzantes locales.

Danilo Congacha prueba uno de los trajes de danzante a Rosario Tixi, una de las danzantes locales. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Danilo Congacha es un experto en la confección de los trajes autóctonos de los danzantes de la comunidad Guapante Grande del cantón Píllaro, en Tungurahua.

Según los investigadores, este personaje de las fiestas de Octavas de Corpus Christi, en este sector, es uno de los más antiguos del país. El nombre de Danilo Congacha está en la lista de los últimos artesanos que confeccionan esa vestimenta en esa localidad del norte de Tungurahua.

A este hombre, de 26 años, no se le escapa ningún detalle al momento de confeccionarlos. Trabaja en una casa antigua de dos plantas construida con bahareque, madera y techo de teja. En el lugar conserva la antigua máquina que heredó de su abuela Rosa Tituaña, su maestra. “Mi abuela confeccionaba los trajes de los danzantes y los entregaba a Salcedo, Panzaleo y otros sectores del país. También los alquilaba. A los 13 años le ayudaba en el cuidado de la ropa para que no se perdieran las monedas antiguas”, recuerda Congacha.

La vestimenta se compone del faldón y camisa de color blanco, la pechera que representa la chacana o cruz andina. Está adornada con monedas antiguas y bambalinas. Atrás va la banda con tela de siete telas de colores que representan al arco iris, en el cabezal sobresalen el sol y el plumaje de pavo real. Coser uno de estos trajes se tarda entre 15 y 20 días, es todo un ritual.

“No se puede perder ningún detalle de la vestimenta. El traje de Guapante Grande con los de Pujilí es diferente. Es una copia de los que antiguamente había en el pueblo”, comenta. Explica que el cabezal está elaborado con madera de espino blanco que luego de un proceso puede darle la forma ovalada. Luego las partes son ajustadas con cauchos (soguillas elaboradas con cabuya) y es decorada con una tela de color amarillo y abundantes espejos. “La tradición del Taita Danzante no vamos a dejar que se pierda, estamos trabajando tres artesanos para mantener el legado de nuestros abuelos”.

En el centro de la parroquia Guapante Grande está el taller de Julio Satuquinga, de 73 años. Está dedicado a coser desde hace 45. Cuenta que realizó una investigación para confeccionar estos trajes que identifican al Danzante o Sacerdote dador de la lluvia.

En su local guarda más de 30 trajes del danzante de Guapante. Cuenta que en verdad es uno de los más antiguos, más que de Pujilí. En la recuperación de esta tradición trabaja el Municipio de Píllaro. Diana Macías, directora de Cultura del Cabildo, explica que tratan de recuperar a ese personaje autóctono reuniendo a los artesanos y danzantes de la localidad con el propósito de mantener viva esa tradición.

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