En la fotografía, réplicas de los astronautas en las suites espaciales y el Lunar Rover en la luna en el Centro de la NASA, en EE. UU. Foto: EFE
Aunque las misiones espaciales Apolo brindaron datos científicos valiosos sobre la Luna, hay personas que ponen en tela de duda la utilidad de este viaje de exploración espacial.
Es un hecho que gracias a este viaje, impulsado por Estados Unidos, se avanzó en campos como la computación, la aeronáutica, los nuevos materiales y otros. En efecto, para que Neil Armstrong pudiera poner el primer pie en la Luna, fue necesario desarrollar tecnología nueva, la cual se aplicó al mundo civil en años posteriores.
Por ejemplo, los astronautas tenían un traje con un sistema interno de refrigeración que permitía bajar la temperatura corporal mientras caminaban. Esta tecnología la utilizan hoy los pilotos de carreras, técnicos que trabajan en reactores nucleares, trabajadores de astilleros navales e incluso enfermos de esclerosis.
Otra innovación, según el físico Nicolás Vásquez, es que los astronautas dejaron instalados en la Luna espejos especiales que permiten, al momento, realizar calibraciones de los láseres.
En el caso de los telescopios de Chile, se envían señales a los láseres para que reboten en el satélite y regresen a la Tierra y así estudiar las atmósferas.
Jairo Armijos, físico del Observatorio Astronómico de Quito, indica que los astronautas que descendieron a la superficie lunar llevaron consigo varios instrumentos de investigación que luego permitieron conocer las semejanzas entre la Tierra y la Luna.
También se sabe que ahora muchos centros de salud emplean un sistema basado en circuitos eléctricos de la época del programa Apolo para conservar los alimentos calientes y el valor nutricional. En la actualidad, la NASA tiene 6 000 patentes que sirvieron para vencer las dificultades que se presentaron en la Luna.