Los padres enseñan las costumbres a sus hijos con actividades más prácticas y vivencias en los bosques de las comunas. Foto: Katherine Delgado para EL COMERCIO
El traspaso de los conocimientos ancestrales en la nacionalidad Tsáchila es para las familias un proceso que a través de los años se venía realizando a través de la tradición oral.
Un cuento o una charla bastaban para que los menores de la prole tuvieran una idea de determinada acción. La práctica de lo aprendido quedaba bajo iniciativa de cada quien; no era una exigencia.
Pero las nuevas generaciones de progenitores ahora consideran que esa costumbre debe estar apegada al territorio, como una suerte de vivencia en el sitio donde se ha concebido la idea oral.
Esto no significa una ruptura con el principio de la tradición, coinciden las familias. Telmo Aguavil, de la comuna El Cóngoma, enseña a su hija Shirley la importancia de las plantas para sanar y conectarse con sus dioses.
La niña (12 años) se interesa por el uso de la ayahuasca, mientras realiza un recorrido por las 28 hectáreas de bosque nativo que tiene su padre. Aguavil desprende uno de los filamentos de la planta y le indica a su hija que con esa porción es posible hacer una olla de dos litros del brebaje.
Shirley supo por su madre, Catalina Aguavil, que la ayahuasca es un elemento alucinógeno que facilita el camino para llegar a sus antepasados.
Los chamanes, por lo general, la beben para descifrar presagios o para que sus pacientes comprendan lo que les deparará el futuro. Y con esa explicación, Shirley se convence de que no es una bebida cualquiera, que incluso está prohibida para ella y para cualquier menor, por los cambios de actitud que se pueden sufrir cuando se la ingiere. La tradición oral en la etnia Tsáchila ha permitido que la descendencia de estos nativos se familiarice con las experiencias en el bosque, los ríos, el chamanismo y la música, cuenta el gobernador, Javier Aguavil.
Shuana y Anthony Calazacón recibieron una guía teórica de su padre, Abraham, para comprender cómo ejecutar correctamente los instrumentos de la marimba. Estos hermanos, hace un año, ya tocan el guasá y la marimba para las danzas tradicionales que se organizan en el Centro Cultural Mishily, en la comuna Chigüilpe. En esa comunidad, son referentes en la música autóctona.