Los ojos viven una fiesta apenas se llega a Nayón, esa parroquia rural ubicada al nororiente de Quito. Y es que no puede haber algo más multicolor que este lugar, que se ha convertido en el principal mercado de flores para la capital.
Las flores se han tomado la calle Quito y varias cuadras a la redonda. Por veredas y senderos, en los invernaderos los visitantes parecen extasiarse por la diversidad que pueden encontrar. Y, como suele suceder, para los lugareños es un elemento más de su cotidianidad, algo común, nada extraordinario.
A la vez, las flores llevaron el progreso a esta zona. Ya no es solo un mercado, no es solo la maceta. La oferta se expandió. Se venden abonos, fertilizantes, accesorios de hierro. Si necesita más, le instalan el riego o le diseñan y arman el jardín según los gustos y las necesidades de los clientes.