Ni siquiera en algunas farmacias es posible conseguirla. La crisis de la insulina genera angustia entre pacientes diabéticos que reciben atención en unidades del Ministerio de Salud Pública (MSP) y del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
“¿Cómo vamos a vivir? Sin insulina no podemos vivir”, se lamenta Natalia. Ella es afiliada al IESS y en los últimos dos meses ha visitado, continuamente, un dispensario de Guayaquil donde recibe tratamiento.
“Me daban medicina para cuatro meses, pero me dicen que por ahora no hay quién les traiga las compras. ¿Qué puedo hacer, si depende de eso?”.
La insulina humana NPH es la que más le preocupa. Sus dosis se agotaron el pasado 26 de febrero del 2023 y aunque ha tratado de comprarla por su cuenta, no la ha encontrado.
“Lo que más me angustia es que en los últimos meses necesito aumentar la dosis diarias. Me diagnosticaron cáncer de mama y la enfermedad alteró mi diabetes”. En esta semana debía entrar a cirugía, con el riesgo de no tener la glucosa en niveles óptimos.
Insulina hasta abril
La Federación Médica Ecuatoriana (FME) y la Sociedad Ecuatoriana de Farmacología han receptado quejas por la falta de insulinas. “Conocemos, extraoficialmente, que en el país hay insulina rápida e intermedia solo para los próximos dos meses”, dice Wilson Tenorio, presidente de la FME.
Con esa alerta, el gremio pide que las autoridades del MSP y del IESS tomen medidas urgentes para solucionar el desabastecimiento que puede ser peligroso.
Tenorio sugiere hacer negociaciones con proveedores, incluso dialogar con otros países que estén abastecidos para hacer compras de gobierno a gobierno.
“Es necesario acercarse a los proveedores que estén debidamente surtidos para hacer compras directas. Desde la pandemia hemos recomendado dinamizar los procesos para la adquisición de fármacos e insumos”.
La falta de insulinas se viene arrastrando desde finales del 2022 en Ecuador. En noviembre de ese año el país recibió 107 600 unidades de insulina humana, que fueron donadas por Brasil.
En esa ocasión el MSP informó que tendría abastecimiento hasta febrero del 2023. Además se comprometió a reforzar las relaciones internacionales e informó que evaluaban ofertas para la recepción de nuevas donaciones.
Un problema regional
Una endocrinóloga de un hospital público, quien prefirió no dar su nombre, explica que el problema es regional y se enfoca en un tipo específico de insulina. Se trata de la insulina humana NPH de acción intermedia.
“La farmacéutica que abastecía al país tuvo complicaciones. No es un problema de falta de recursos del MSP, porque ni siquiera hay en las farmacias privadas”, dice la especialista.
Hay varias insulinas, pero básicamente se dividen en dos grupos: humanas y análogas. Las humanas son más económicas y se entregan con frecuencia en unidades públicas y del IESS porque están en el Cuadro Nacional de Medicamentos Básicos (CNMB).
Las análogas dan una mayor flexibilidad al tratamiento. Cuestan el doble que las humanas, por eso son más recetadas en la consulta privada. Tres de este tipo está en el CNMB, pero la endocrinóloga dice que en la parte pública solo están aprobadas para casos puntuales.
En el CNMB hay cinco tipos de insulinas. La especialista dice que es limitado, porque hoy incluso hay alternativas de terapia oral más efectivas.
“Actualmente hay un abanico de fármacos para tratar la diabetes que, en el mundo ideal, todos deberían tener acceso y no llegar a usar insulina. Pero en nuestra realidad, en la parte pública, es lo que tenemos y debemos adaptar a eso los tratamientos”.
La demanda en Ecuador es alta. Casi el 2% de la población tiene diabetes y de ellos, el 30% usa insulina. En promedio cada paciente necesita de tres a cuatro frascos de la NPH entre controles, que por lo general son cada tres meses.
Donaciones y compras
El problema se origina en los fabricantes. Georlene Cajamarca, directora nacional de Abastecimiento de Medicamentos, Dispositivos Médicos y Otros Bienes Estratégicos en Salud del MSP, explica que desde el 2022 hay problemas en el acceso a excipientes y principios activos para la elaboración de ciertas insulinas.
“Con la pandemia todos los recursos se enfocaron en atender la emergencia y quedaron a un lado otras patologías. Hubo un déficit de excipientes para producir insulinas y como el país importa no tenían quién provea”.
Por eso el Gobierno recurrió a donaciones. Según Cajamarca, Ecuador aún tiene insulinas donadas por Brasil, con un abastecimiento que llega al 80%. Esa cantidad alcanzaría hasta los primeros días de mayo del 2023.
Para cubrir el resto del 2023 están buscando otras opciones, como una subasta inversa para comprar 84 000 insulinas. El proceso de adquisición comenzará el 6 de marzo.
También esperan hacerlo a través del mecanismo de negociación conjunta de medicamentos del Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica (Comisca). Ecuador se unió recientemente a este grupo.
“Estoy en territorio y he verificado el abastecimiento de insulina. Tenemos disponibilidad en nuestros establecimientos -dice Cajamarca-; tanto así que hay en Limones (Esmeraldas), que es una zona alejada, de difícil de acceso”.
Tratamiento de alto costo
La hija de Verónica fue diagnosticada hace nueve meses con diabetes tipo 1. Hace seis meses asiste a un pediátrico guayaquileño y durante ese tiempo nunca ha recibido insulinas ni insumos para sus controles.
“La atención es muy buena, los doctores y las enfermeras son buenos y nos dan charlas. Pero nos dicen que no hay medicinas ni insumos”.
Su hija usa dos tipos de insulinas, una durante las mañanas y otra a lo largo del día. En total requiere 30 unidades diarias y las dosis irán en aumento a medida que crezca.
“Las insulinas no se consiguen fácilmente. No es que voy a una farmacia y las compro como una aspirina o un paracetamol, porque en mucho sitios no hay”, se queja esta madre.
El tratamiento es costoso. Una pluma de insulina que cuesta USD 15, a una niña como la hija de Verónica le puede durar un poco más de una semana. Y las tirillas para las tomas de glucosa están valoradas en USD 1 cada una; la pequeña necesita hasta nueve mediciones al día.
“Algunos padres, por la falta de dinero, hacen las pruebas de glucosa una o dos veces al mes. Eso es terrible -dice Verónica-. No tienen idea lo que pasa en un bajón de azúcar; es algo espantoso y puede ocurrir en dos minutos”.
Trabas a las donaciones de insulina
Pacientes como Natalia y la hija de Verónica reciben el apoyo de fundaciones. En ambos casos, Fuvida le permitió recobrar la tranquilidad de continuar su tratamiento gracias a una donación. “Si no fuera por ellos no sé qué me habría pasado”, dice Natalia.
La Fundación Aprendiendo a Vivir con Diabetes (Fuvida) da asistencia y educación a las familias de niños y adolescentes con diabetes tipo 1; también acoge a pacientes con diabetes tipo 2. Pero los niños que viven con esta condición autoinmune son insulinodependientes y eso los obliga a suministrarse de cuatro a seis dosis al día.
“Hay muchos pacientes que racionan la insulina y esto es peor o igual que no ponérsela”, dice Aracely Basurto, presidenta de Fuvida. El manejo no es sencillo, porque para calibrar las dosis hay que analizar el peso, la estatura, la etapa de la enfermedad o si el paciente sufrió alguna infección.
Para dar esperanza a sus usuarios y dar continuidad a los tratamientos, Fuvida cuenta con el apoyo de organismos internacionales que envían donaciones de insulinas y otros insumos. Pero los trámites por retirarlos de aduana son complicados y costosos.
“Hace poco tiempo liberamos una carga y en bodegaje se pagó USD 1 200. El resto de trámites aduaneros superó los USD 800”.
Amenaza en aumento
La obesidad, las dietas deficientes y la falta de actividad física han contribuido a que el número de adultos que viven con diabetes en las Américas se haya triplicado en los últimos 30 años. Así lo indica la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Al menos 62 millones de personas viven con diabetes en la región. Pero la cifra podría ser mayor porque cerca del 40% de las personas que padecen la enfermedad no son conscientes de ello. Si se mantienen las tendencias actuales, se calcula que el número de personas con diabetes en las Américas alcanzará los 109 millones en 2040.
Según el informe de OPS, solo 12 países de la región cuentan con las tecnologías básicas para la gestión de la diabetes en los centros de salud públicos. Algunas de estas son los equipos para medir la glucosa en sangre, las pruebas para el diagnóstico temprano de las complicaciones y las tiras reactivas de orina para el análisis de glucosa.
El organismo pide a los estados mejorar la capacidad para diagnosticar de manera temprana la diabetes, aumentar la disponibilidad y el acceso a una atención diabética de calidad, incluidos fármacos esenciales como la insulina y los dispositivos de control de la glucosa; así como apoyar a la autogestión.
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