Chile es el país de Latinoamérica que recientemente dejó la obligatoriedad del uso de la mascarilla en espacios abiertos.
Los cubrebocas todavía son requeridos en espacios cerrados y en todo espacio abierto donde no se pueda mantener una distancia física de más de un metro.
Esta decisión forma parte de una nueva estrategia del Gobierno para enfrentar la pandemia.
De esta manera Chile se sumó a países como México, Costa Rica, Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay que dejaron esta herramienta que fue utilizada casi desde el inicio de la emergencia sanitaria mundial a causa del covid-19.
En Ecuador, la continuidad de su uso en espacios abiertos se decidirá el próximo 3 de mayo. El Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional decidió esperar que pasen 15 días del feriado de Semana Santa para evaluar la medida.
La posibilidad de retirar la mascarilla en espacios abiertos ya fue anunciada por la ministra de Salud, Ximena Garzón, desde febrero pasado.
Tras la ola por la variante Ómicron, en donde se registraron récord de contagios, los indicadores epidemiológicos se han mantenido a la baja, incluso después del feriado de Carnaval y del partido de fútbol por las eliminatorias entre Ecuador y Argentina, que se jugó en Guayaquil, en donde estuvieron más de 60 000 personas.
Las autoridades esperan que la situación epidemiológica no cambie después del asueto por Semana Santa y que los casos, la positividad viral, el descongestionamiento de las camas de hospitalización destinadas a pacientes covid continúen a la baja.
Las altas coberturas de inmunización que hay en el país también es un factor que motivaría la decisión. Según los datos del Vacunómetro, con corte al 5 de abril, el 82,39% de la población tiene las dos dosis y 5 384 020 se han colocado el primer refuerzo.
¿Es conveniente dejar la mascarilla en espacios abiertos?
El epidemiólogo Fabián Oña señala que el panorama actual de la pandemia en el país es positivo. En el caso de Quito se registró un fallecido por el virus la semana pasada, la ocupación en camas de cuidados intensivos es del 12% y la positividad está en el 4%.
Bajo estos parámetros, dice, se puede establecer que la pandemia está controlada y el uso de la mascarilla en espacios abiertos se podría considerar. Sin embargo, agrega, en la actualidad hay muchas personas que ya no la utilizan.
Por ello, el especialista considera que el Ministerio de Salud debería trabajar en estrategias de comunicación para explicar a la ciudadanía los beneficios de su uso en determinados espacios.
El epidemiólogo Mauricio Espinel coincide en que la actual situación respecto a la pandemia es buena. Señala que el riesgo de contagio es mucho menor y más aún en lugares abiertos por lo que el retiro de la mascarilla en ese sentido se podría aplicar.
En cambio, en espacios cerrados el riesgo siempre será mayor y mantener su uso es importante. “Hay que privilegiar sitios abiertos en donde hay hasta 20 o 30 veces menos riesgo de contagio”, sostiene.
Una práctica cultural
En el contexto de una pandemia, Espinel menciona que las personas asocian la mascarilla con el coronavirus y como piensan que ya no existe o que todo está bien, no ven la necesidad de utilizarla.
Por ello, señala que su uso se debe impulsar como una medida de salud pública que beneficia a todos, y no solo por la emergencia sanitaria.
“Es un tema cultural, de respeto al prójimo. Si tengo un problema respiratorio y uso mascarilla disminuyo el riesgo de que los otros se infecten”, agrega Espinel.
Nuevas subvariantes
Si bien la situación epidemiológica ha mejorado, los especialistas indican que no hay que confiarse.
Espinel explica que a pesar de que se han reducido los casos todavía hay transmisión comunitaria por lo que la población debe mantener los cuidados y la vacunación.
Además el virus sigue mutando y no podemos saber con certeza cómo actuará frente a la inmunidad por vacunas o por contagio, por ejemplo.
De su parte, Fabián Oña recuerda que nos vamos a seguir contagiando pero en la mayoría de casos será una infección leve, no como al inicio de la pandemia. Esto debido a que guardamos una memoria inmunológica.
Para el especialista es necesario seguir con la vigilancia epidemiológica y que cada persona mantenga el autocuidado.