En 11 escuelas de la zona de riesgo del volcán Cotopaxi se hicieron simulacros

Los niños, organizados en largas filas, bajaron las gradas del segundo piso del inmueble donde funciona la escuela Mulaló. Foto: Andrés Jaramillo/ EL COMERCIO

Los niños de educación inicial salieron de las aulas despacio, tomados de la mano, lidiando con el peso de las mochilas con útiles escolares en la espalda. La alarma de la Unidad Educativa Mulaló, que normalmente sirve para alertarlos cuando es tiempo de recreo o finalización de clases, esta vez sirvió para activar un simulacro.
Se hizo este 4 de septiembre del 2015 en 11 centros de educación de la zona rural de Latacunga, como medida de prevención ante una posible erupción del volcán Cotopaxi. Participaron 4 200 alumnos de diferentes niveles escolares. Las autoridades del Ministerio de Educación y de la Secretaría de Riesgos acudieron para evaluar la reacción.
Los niños, organizados en largas filas, bajaron las gradas del segundo piso del inmueble donde funciona la escuela Mulaló. Las gafas que se colocaron para protegerse de la ceniza no les dio visibilidad suficiente caminar con normalidad.
Algunos padres -una minoría- los enviaron con lentes oscuros o demasiado grandes para sus rostros. Un pequeño cayó al intentar llegar al patio, pero sus compañeros y amigos no dejaron que se quede ahí. Lo levantaron y avanzaron entre juegos al patio.
Formaron varios círculos en el área abierta de la escuela y los profesores los invitaron a cantar moviéndose en ronda para enfocar su atención y evitar que se asusten. Luego pasaron lista; debían asegurarse de que todos los niños que ingresaron a clases se encuentren seguros luego de la evacuación.
El dirección de Educación de Cotopaxi dispuso que se coloque a cada niño y docente un carné especial con información básica. Contiene el nombre, números de contacto, foto e indicaciones médicas en caso de que, por ejemplo, alguien tenga un tipo de alergia. Todos los días las escuelas deberán repetir el simulacro, a las misma hora (11:00).
En los siguientes días se ensayará con otros escenarios de mayor gravedad, señaló la directora distrital de Educación Paulina Bravo. Como la posibilidad de que se deba evacuar por una erupción inminente del volcán. En ese caso, los niños irán al sitio seguro designado a cinco minutos de la escuela. Ahí deberán esperar a sus padres.
Clara Benavides, rectora de la Unidad Educativa Mulaló, explicó que se ha hecho un censo para conocer qué familiares pueden llegar de forma inmediata, quiénes enviarán a otros allegados por que se encuentran trabajando en el campo y quienes no tendrían cómo acudir pronto. En estos casos, los maestros tienen la disposición de quedarse con los niños, el tiempo que sea necesario, hasta que estén a buen recaudo.
