Estudiantes del Colegio Letort se ejercitan durante una clase de educación física. Foto: María Isabel Valarezo/El Comercio
El incremento de dos a cinco horas semanales en las clases de educación física y la implementación de los clubes escolares en la Educación General Básica ha obligado a los establecimientos educativos públicos y privados a ajustar sus mallas académicas para cumplir con las disposiciones del Ministerio de Educación.
Por un lado, las tres horas semanales de los clubes tienen como objetivo facilitar el desarrollo integral de los estudiantes mediante espacios de aprendizaje lúdicos. Según explica la directora nacional de Mejoramiento Pedagógico, Sara Andrade, la idea es darles a los alumnos la posibilidad de escoger un campo de acción que sea de su interés. Para ello los clubes están divididos en cuatro áreas generales: científico, vida práctica, artístico-cultura y deportivo.
Asimismo, el Acuerdo 041, que incrementa el número de horas de educación física, busca en cambio que los jóvenes encuentren en el ejercicio físico una actividad placentera que se pueda incorporar a la vida. Así lo explica la coordinadora de Proyectos relacionados al Deporte y la Educación Física, Claudia Roca, quien sostiene que como parte de estas modificaciones se ha capacitado a 140 docentes de educación física del país para que acompañen a sus pares en la aplicación de este programa.
Pero más allá de los beneficios que pueden ofrecer estas reformas que apuntan a fomentar el deporte y la actividad física en los jóvenes, también se han detectado algunos inconvenientes. Uno de ellos es que los colegios se han visto obligados a suprimir ciertas clases para dar espacio a las nuevas horas académicas.
Ese es el caso de la Unidad Educativa El Prado, donde tuvieron que eliminar las dos horas de computación que recibían los estudiantes. Por el momento, únicamente los alumnos de Bachillerato reciben esta asignatura. Además, la jornada de clases fue extendida, ya que antes de la reforma la salida era a las 13:10, mientras que ahora es a las 14:00.
Asimismo, el colegio tomó la decisión de repartir las materias de cultura estética y música en los dos quimestres del año escolar. Según la vicerrectora de la institución, Alexandra Galarza, este tipo de medidas les ha ayudado a evitar la reducción de la carga horaria en materias fuertes como matemáticas o lenguaje.
En otras instituciones, como la Unidad Educativa Internacional Letort, se ha requerido otro tipo de medidas. Según Fernando Muñoz, rector del colegio, el incremento en las horas de educación física ha originado una sobrecarga de trabajo en los docentes de esta materia, al punto de que han tenido que contratar tres profesores más.
En este colegio la materia de computación también se vio afectada, puesto que la carga horaria disminuyó de dos horas a una. De igual manera, las dos horas de dibujo tuvieron que entrar en la categoría de inglés y la clase se la conoce ahora como ‘arts’.
La coordinadora de Deportes de esta institución, Ximena Delgado, explica que las modificaciones en la malla no afectaron tanto porque el colegio ya ofrecía a sus alumnos los clubes, por lo que siempre estuvieron familiarizados con este tipo de actividades.
Desde el punto de vista de la salud, este tipo de reformas son positivas ya que ayudan a combatir el sedentarismo, explica la nutricionista Francisca Cifuentes. Sin embargo, esta especialista aclara que todo ejercicio debe ir obligatoriamente acompañado de una alimentación sana, por lo que los colegios deberían impartir también cursos de nutrición y al mismo tiempo prohibir la venta de comida chatarra dentro de las instituciones.