Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) hay unas 300 000 personas (en Guayaquil) que padecen hambre. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO
Victoria saboreaba lentamente la gelatina de fresa que le dieron. Jairón, su compañero, no pudo evitar que el postre se derrame en su camisa amarilla; pero eso no importó. Lo recogió con la cuchara y lo llevó a su boca, aunque la mancha lo delataba.
140 pequeños -de hasta 5 años- del Centro Infantil del Buen Vivir Mi segundo hogar, en la Isla Trinitaria, disfrutaron el Día Internacional del Niño, en un actividad organizada por el Banco de Alimentos Diakonía, de la Arquidiócesis de Guayaquil.
Patricia Sánchez, del Consejo Estratégico de Diakonía, dijo que pensaron en una fiesta especial para los pequeños de este sector popular del sur de Guayaquil, un acto que también buscó hacer conciencia sobre las consecuencias del hambre en Guayaquil y en el mundo.
“Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) hay unas 300 000 personas (en Guayaquil) que padecen hambre (…) Los niños de entre 0 y 5 años, cuando sufren desnutrición, están condenados a un daño cerebral irreversible que les quita oportunidades para toda su vida. Y , de la cifra total en Guayaquil, calculamos que el 75% está compuesto por niños”, explicó Sánchez.
El Banco de Alimentos colabora con 40 agencias beneficiarias. Su función es ser un puente entre la abundancia y la carencia, a través de las donaciones que receptan de empresas donantes. Con esta tarea llegan con alimentos a 12 500 personas en la ciudad.
La Fundación Apinna, que coordina el CIBV Mi segundo hogar, también es parte del grupo de beneficiarios de Diakonía. Su representante, Karol Yulán, explica que trabajan desde hace 25 años, apoyando con el cuidado de niños y niñas de las cooperativas Eloy Alfaro, Antonio Neumane, Nuevo Ecuador, 22 de Abril y otras de la Isla Trinitaria.
“Atendemos de 07:30 a 16:00 en el cuidado de los niños y les damos cinco comidas al día. En gran parte son hijos de madres solteras, mujeres que trabajan en camaroneras, en casas, lavando ropa”, indica Yulán.
Otro de los objetivos de este centro es combatir la anemia en los niños. Sus 14 colaboradoras, a más de realizar actividades didácticas, hacen controles de peso y nutrición. Así detectaron a inicios de este año que un 25% de los 140 pequeños tenía desnutrición leve. Hasta mayo el porcentaje bajó al 5% a través de terapias de alimentación.
Según datos de la FAO, uno de cada seis niños-aproximadamente 100 millones- presentan un peso inferior al normal, uno de cada cuatro padece retraso en el crecimiento y 66 millones de niños en edad escolar primaria asisten a clases con hambre. Ese es el panorama en los países en desarrollo.
Esta mañana, a más de recibir las comidas de siempre, los pequeños de Mi segundo hogar disfrutaron de algunas golosinas. Postres, torta, hasta piñatas fueron parte de un entretenido festejo, en que las cuidadoras se disfrazaron de muñequitas para bailar con los niños en su día.