Los participantes de la Cumbre de los Pueblos rechazan la participación de gobernantes

En un ambiente de fiesta y denuncia se llevó a cabo la Cumbre de los Pueblos en el centro de Lima. Foto: Ana María Carvajal/ EL COMERCIO

El ambiente es de fiesta, pero también de denuncia. Reunirse a compartir comida, información o experiencias es una parte fundamental de la Cumbre de los Pueblos, que se inauguró la tarde de este lunes 8 de diciembre del 2014, en el parque de la Exposición, en el centro de Lima.
Música típica de Perú, Bolivia o Ecuador se escuchaba en algunas de las pequeñas carpas instaladas en los alrededores del auditorio del parque. También habían jóvenes del país anfitrión o de México transmitiendo programas de radio que se pasan por Internet.
Todos con algo que decir en defensa del medio ambiente. Muchos, decepcionados por lo que consideran falta de voluntad política por lograr acuerdos en beneficio de la naturaleza, también elevan su voz en contra de los gobernantes.
Por eso, durante la inauguración, recibieron con agresivos gritos y consignas a Susana Villarán, alcaldesa de Lima, cuando llegó al auditorio del parque para dar la bienvenida a las delegaciones de distintos países del mundo que llegaron a la ciudad para la cumbre. También sufrió agresiones verbales el burgomaestre de Bogotá, Gustavo Petro.
La unidad, que es uno de los lemas que se repitieron
constantemente entre los participantes, se fractura entre quienes piden respeto por las autoridades y entre quienes están en contra de la politización de este encuentro ciudadano que se da en forma paralela a la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP 20. “Esto es de los pueblos, no de los gobiernos”, repiten constantemente.
Entonces surgen voces conciliadoras, como la de Gladys Vila, de la Organización Nacional de Mujeres Andinas y Amazónicas del Perú, Onamiap, quien pide a los asistentes unidad en contra del capitalismo. Destaca que los alcaldes de Bogotá y Lima asistieron al acto porque respetan sus movimientos, y prefirió criticar la ausencia del presidente de Perú, Ollanta Humala.
Al final, música tradicional peruana y un grupo de hip hop sellaban una larga tarde de discursos sobre la necesidad de que los pueblos exijan a los gobiernos respeto por la naturaleza.
Afuera, las delegaciones se juntaron con conocidos de otras cumbres y encuentros internacionales. Otras hicieron nuevos contactos.
Carlos Pérez, presidente de la Ecuarunari, por ejemplo, dio una entrevista a Radio Activa, uno de los espacios de diálogo disponibles en el parque de la Exhibición. El grupo que viajó desde Quito con él está formado por 15 dirigentes indígenas de la Conaie, Jóvenes del Pueblo Tomabela, en Tungurahua; Unión Provincial de Comunas y Cooperativas Cañaris, entre otras.
Las delegaciones ecuatorianas despiertan interés entre sus pares de otros países. Algunos preguntan por el presidente Rafael Correa, pues sienten empatía con su ideología y gestión. Otros les preguntan sobre el fracaso de la iniciativa Yasuní ITT y el inicio de la explotación petrolera en el parque nacional.
Por eso también llamó la atención la zapateada de un grupo de Yasunidos, quienes portaban carteles, pintaban sus rostros y tocaban guitarras y tambores para acompañar un rítmico baile en defensa de su causa: mantener el petróleo bajo tierra.
Estas y otras organizaciones campesinas e indígenas de diferentes países del mundo participarán este miércoles (10 de diciembre de 2014) en la Marcha Mundial en Defensa de la Madre Tierra, que se llevará a cabo en la fecha en la que se conmemora Internacional de los Derechos Humanos.
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