El pontífice pide mantener los restos en un lugar sagrado, no esparcirlos por la naturaleza, repartirlos entre los familiares o guardarlos en casa. Foto: Wikicommons
En el 2007, Santiago Quinteros, montañista, colocó las cenizas de su amigo, Colón Falconí, en el campo tres de la montaña Broad Peak, en el Himalaya, a los 7 100 metros de altura. Esa fue la promesa que hizo al padre de Colón antes de emprender el viaje.
Otro pasaje que Quinteros recuerda es cuando las cenizas de su suegra fueron colocadas en la Virgen del Papallacta. “Ella pidió ser cremada y quería descansar en ese lugar que era de su agrado”. La otra mitad fue esparcida en el océano.
El doctor Fernando Ortiz, biólogo, murió por hipotermia y paro cardíaco en La Mica, situada en las altas estribaciones del Antisana. La canoa en la que estaba montado para observar aves peregrinas se volcó hace 15 años.
Su hermano, Alfonso Ortiz, recordó que la decisión de dejar la mitad de las cenizas en la laguna de La Mica fue de la esposa. Ella consideró pertinente que parte de su esencia descanse en un lugar rodeado por la naturaleza. El resto fue llevado a un camposanto en el norte de Quito.
Gonzalo comentó que su hermano era católico y que hace 15 años no existía la disposición, que se hizo pública el pasado martes 25 de agosto de 2016, de que las cenizas de seres queridos permanezcan en un lugar “sagrado” y no en la naturaleza.
La Congregación para la Doctrina de la Fe emitió un documento con el nombre de “Instrucción Ad resurgendum cum Christo”. El papa Francisco publicó en ese documento un instructivo para conservar las cenizas de los difuntos, tras su muerte.
El pontífice pide mantener los restos en un lugar sagrado, no esparcirlos por la naturaleza, repartirlos entre los familiares o guardarlos en casa.
En el 2011, las cenizas de Carlos Bastidas fueron arrojadas al viento en distintas partes del Estadio de Liga de Quito, en Ponciano, en el norte de Quito. Ese fue un pedido que hizo en vida el joven de 22 años, estudiante de Periodismo de la Universidad de las Américas (UDLA), quien falleció atropellado en un accidente de tránsito en el 2011. Los amigos del hincha de LDU consideran que actuaron correctamente al respetar su voluntad.
Lejos de la decisión del Vaticano, en Ecuador aumentan los servicios de cremación. En la Sociedad Funeraria Nacional (SNF) cuentan con dos hornos crematorios y tienen 5 000 columbarios en el cementerio Padre Mariano Rodríguez (El Batán) para albergar las cenizas.
El costo del servicio de cremación oscila entre USD 350 a USD 500 y la compra, a perpetuidad, de un columbario está entre los USD 800 y USD 1 100. El precio aumenta si el espacio está en una mejor ubicación.
Marco Valenzuela, gerente de la Sociedad Funeraria, comentó que cada año aumenta el interés de las personas en ser cremadas, en lugar de enterradas.
La cremación puede durar hasta seis horas. Cuando se trata de cadáveres o huesos que vienen de exhumaciones, el tiempo se reduce. Para esta práctica es necesario el permiso de tres familiares directos de la víctima. En caso de que sean muertes violentas o sujetas a investigación, no se puede aplicar este procedimiento.
La SNF también oferta los cenizarios que son los contenedores para las cenizas. Los valores pueden alcanzar los USD 30. Añadió que si un familiar trae otro recipiente especial, se pueden colocar las cenizas en él.