La agrupación mexicana, liderada por León Larregui, presenta una decena de temas inéditos en un disco marcado por la experimentación sonora. Foto: Cortesía universal music
La energía musical que cohesiona a los miembros de Zoé hace que los más de 20 años que llevan juntos no resulten un lastre ni rutina, sino un impulso para desafiarse a sí mismos a entregar cada vez algo fresco y renovado. Ese es el caso de ‘Sonidos de Karmática Resonancia’ (SKR), el séptimo álbum de estudio que Zoé presentó este fin de semana, con 10 temas inéditos, a través de Universal Music.
“Cuando se terminó la gira de ‘Aztlán’ no tenía ganas de hacer un disco solista sino de aprovechar el momento que vivíamos como grupo. La idea era hacer un disco muy rápido, impulsados por nuestra propia cohesión”, dice el vocalista León Larregui, en entrevista con este Diario.
El punto de partida fue el nombre del disco: ‘Sonidos de Karmática Resonancia’. “A partir de ahí se empezaron a diseñar las canciones, sonidos, estructuras, letras. En cuestión de letras, León sigue en esa línea cósmica, de vivencias, amor y desamor, pero bajo una perspectiva nueva”, dice ‘Chucho’ Báez, tecladista del grupo, en una charla vía telefónica.
De ese impulso surgieron las primeras canciones del nuevo disco, que bien podría ser una secuela de ‘Aztlán’, pero Báez no ve a ‘SKR’ así, sino como el resultado de una evolución musical. “Ahora, después de 25 años juntos, ya no hacemos canciones como las del primer disco. Seguimos siendo la misma banda, pero lo que me gusta es la evolución que hemos podido experimentar en cada disco”, dice el músico.
Varias cosas marcan la diferencia en ‘SKR’. Por un lado, el grupo tomó el riesgo de trabajar con un nuevo productor, en lugar de Phil Vinall, con quien vienen trabajando desde el ‘Rocanlover’ (2003). Craig Silvey, famoso por trabajar con Arctic Monkeys y Arcade Fire, entra en escena para llevar el sonido de Zoé a explorar otras formas de hacer música.
“Siempre hemos tratado de probar algo nuevo y no repetirnos como creadores y artistas. Ahora quisimos intentar con otro productor, fue él precisamente quien nos empujó a grabar el disco de la forma que lo hicimos”, explica el tecladista.
Parte de esas novedades, dice Báez, es que a diferencia de ‘Aztlán’, donde los instrumentos y la voz se grabaron por separado, las canciones de ‘SKR’ se grabaron en ‘live session’, con todos los integrantes de la banda tocando y cantando simultáneamente.
De esa comunión emana una articulación más orgánica entre los instrumentos y la voz, que se revela en el tono emocional de sencillos publicados con el título de El duelo o Fiebre.
En cuanto a la inspiración del álbum, Sergio Acosta, guitarrista de la banda, destaca la fusión de sonidos. “En estas canciones se puede escuchar el cúmulo de influencias que hemos almacenado con los años, desde los discos de Pink Floyd a The Cure, hasta cosas exóticas, como sonidos de África y Oriente”.
Esas influencias se perciben sutilmente en el largo intro de Velur o los pases psicodélicos de Canción de cuna para Marte.
La pandemia también fue otro elemento que condicionó no solo la producción sino el mismo sonido y el clima de ‘SKR’.
“Todos estos efectos que causó la pandemia están de alguna forma plasmados en las canciones, los arreglos, las letras. La segunda tanda de canciones tuvo algo muy especial, que para mí terminó de redondear la obra completa”, dice Báez sobre el disco ‘pandemial’, que la banda espera interpretar en vivo muy pronto.