Las fibras sintéticas han crecido por ser versátiles para el diseño. Las naturales se destacan por el cuidado de la piel y del ambiente. Foto: EL COMERCIO
La demanda de fibras sintéticas duplica a la de fibras naturales. En el 2014 se registró una demanda de 55,2 millones de toneladas y 25,4 millones de toneladas, respectivamente, de acuerdo a textileworld.com.
Los textiles sintéticos tienen a su favor varios beneficios. Primero, son más económicos, lo que ha alimentado la democratización de la moda. Son mucho más versátiles, permitiendo mayor libertad a la hora de diseñar. Anabel López, diseñadora de modas, explica que -por lo general- el rollo de tela sintético es más ancho que su par natural, por lo que es posible realizar prendas, como la campana de una falda, sin costuras.
Por otro lado, los estampados y sublimaciones se fijan mejor en telas a base de poliéster. Así lo confirma Camila Burbano, diseñadora de Insólito, una marca que elabora prendas y objetos de decoración a partir de la sublimación.
La tecnología es otro punto a favor. Freddy Gálvez, diseñador textil y catedrático de la Universidad del Azuay, dice que uno de los beneficios de los sintéticos es que se puede crear el producto según necesidades específicas. Cita el desarrollo de la ropa deportiva y de las prendas inteligentes.
Sin embargo, las fibras naturales todavía son las recomendadas por distintos profesionales. Fernanda Salgado, diseñadora de Lula Kirei, está trabajando en una colección con textiles naturales, pues ahora hay mayor conciencia entre los clientes sobre el cuidado ambiental, asegura.
Actualmente, hay un creciente movimiento de pequeñas empresas y pequeños productores que elaboran distintas fibras de manera orgánica y responsable. Una de esas es Paqocha, una empresa ecuatoriana que trabaja con comunidades alpaqueras del Ecuador.
Los textiles de origen natural -como algodón, lana, lino o seda- son más resistentes al uso; por lo tanto, el tiempo de vida de los productos es mayor. López concuerda y, por ello, sus últimas dos colecciones, Wool y Lanalenta, fueron elaboradas con lanas.
Además, una vez desechada la prenda, es mucho más biodegradable que una de materiales sintéticos.
Otro punto a favor de las fibras naturales, dice López, es la calidad y la caída. “Una seda natural va a volar mucho más que una sintética”, indica.
La nobleza de los materiales naturales al contacto con el cuerpo equilibra la balanza. Por ejemplo: el algodón se destaca por sus características hidroabsorbentes y la fibra de alpaca, entre 17 y 26 micrones, es “súper suave al tacto e hipoalergénica”, indica Felipe Segovia, director de Paqocha.
La dermatóloga Mónica González confirma que la fibra natural es menos alergénica. Sin embargo, “todo depende del tipo de piel”. Tanto el nailon y el poliéster, como las lanas pueden producir malestar en las personas con dermatitis atópica. Para responder a las diferentes necesidades, se han desarrollado mezclas de licras con algodón.
Desde que las fibras sintéticas empezaron a producirse en 1935, han superado poco a poco a sus pares naturales. En ese año, la fábrica DuPont inventó el nailon, que rápidamente reemplazó a la seda.