¿Confiarías tu salud mental a un profesional que no practicó con pacientes reales? En Ecuador, cientos de estudiantes de psicología se gradúan sin haber enfrentado una serie de escenarios clínicos complejos. Un nuevo proyecto universitario de la USFQ busca revertir esta realidad.
Más noticias
¿Por qué debes saberlo o por qué me importa?
La crisis de salud mental en Ecuador no es un fenómeno abstracto. Los casos de depresión, ansiedad y suicidio, especialmente en adolescentes y jóvenes, aumentaron tras la pandemia. Pero formar psicólogos preparados es costoso, complejo y lento. En ciudades como Quito, Guayaquil o Cuenca, es cada vez más necesario el acceso a una atención especializada. Por esta razón quienes atienden deben estar suficientemente preparados, no solo en la teoría.
Más de esto: Nueve interrogantes sobre salud mental en Quito
La escena clave
Edwin Jaramillo, estudiante graduado de Computación de la USFQ, ajusta los últimos detalles de un paciente virtual. Frente a él, un avatar adulto con expresión neutra responde preguntas clínicas. Una estudiante de psicología interactúa con esta simulación tratando de comprender los síntomas de un trastorno depresivo severo. No hay margen para equivocarse, pero tampoco consecuencias reales. Es solo una simulación… pero se siente real.
Este es el corazón de Amawta (palabra quechua que significa sabio) AI, una aplicación desarrollada por docentes y estudiantes de la Universidad San Francisco de Quito. Utiliza inteligencia artificial y realidad virtual para entrenar a futuros psicólogos con pacientes simulados. Los avatares-basados en modelos de lenguaje avanzados-responden dinámicamente y permiten practicar diagnóstico, tratamiento e intervención. De momento, el sistema cuenta con siete perfiles de adultos con tres trastornos comunes: depresión, ansiedad y narcisismo.
Lo que hay detrás
El sistema de educación universitaria enfrenta un dilema: necesita formar psicólogos con experiencia, pero sin exponer a pacientes reales a errores. La educación tradicional no permite experimentar con la diversidad de casos que se presentan en la vida real. Se habla de al menos 200 trastornos mentales. “Aquí estamos construyendo esa diversidad con seguridad y ética”, explica el profesor Daniel Riofrío, quien coordina la carrera de Computación y empuja este proyecto.
Te puede interesar: Hay ayuda para atender la salud mental en Ecuador
¿Cómo llegamos hasta aquí?
La iniciativa nació con las profesoras Gabriela Romo y Sol Garcés del área de Psicología, quienes identificaron la necesidad urgente de brindar prácticas clínicas seguras. Se aliaron con el Colegio de Ciencias e Ingenierías (Politécnico) para desarrollar una solución tecnológica. Edwin Jaramillo, uno de los tres estudiantes que participaron recuerda: “Al comienzo solo teníamos un prototipo básico. Hoy ya puedes tener una conversación terapéutica completa con un avatar. Y responde en función de lo que dices, como lo haría una persona real”.
Entre bambalinas
El equipo busca financiamiento para escalar el desarrollo, validar los logros con expertos de afuera y hacer los ajustes necesarios. “El problema es que nuestros mejores estudiantes reciben ofertas laborales rápidamente. Nos gustaría retenerlos al menos seis meses más, pero no podemos competir sin recursos externos”, admite Riofrío. Aplicar a fondos del MIT, tanto por apoyo financiero como por acompañamiento en transferencia tecnológica. Están en espera de resultados. Compiten con más de 23 mil propuestas de más de 185 países.
La verdad de los datos
Los siete perfiles actuales están basados en adultos mayores de edad y presentan distintos niveles de severidad. Las interacciones ocurren en un escenario virtual básico (un consultorio), pero no descartan mejoras como expresiones faciales, movimiento de labios y hasta simulaciones en entornos de videollamada. “Podríamos tener un paciente virtual que reaccione como en una llamada por FaceTime, completamente natural”, señala Riofrío.
Claves para entenderlo
Amawta AI no pretende reemplazar la práctica clínica, sino complementarla. Al ofrecer un entorno ético, repetible y diverso, esto permitirá que los estudiantes de psicología practiquen con más confianza. Y es, también, una oportunidad para crear colaboraciones entre disciplinas como computación, salud y diseño de experiencia.
Lo que viene
El siguiente paso es validar el sistema con más pruebas. Si los resultados son positivos, se podría escalar a más tipos de trastornos. Esto busca ser un aporte innovador para el proceso enseñanza-aprendizaje en psicología en Ecuador e, incluso, para otros países.