Reproducción de una de las fotografías de Andrés Páez. Foto: Marcel Bonilla/ EL COMERCIO
Unas 1 500 personas han acudido a observar la muestra fotográfica de la cantora de arrullos afroesmeraldeños Rosa Wila, quien lleva 45 años cantando composiciones de su autoría a los santos.
En las gráficas se observan facetas de la cantante como madre, cantora, ama de casa, amiga y directora de su agrupación creada en 1982 y con la que ha viajado fuera del país.
Desde el pasado 25 de octubre, cuando se abrió un espacio en el Museo y Centro Cultural Esmeraldas, estudiantes y personas particulares acuden a mirar la trayectoria de una mujer convertida en ícono del canto. La exposición se llama ‘La voz del Niño Dios’, nombre de la agrupación de la cantante nacida en 1934.
Son 23 fotografías de la vida de Rosa Wila y ocho de los integrantes de la agrupación que han acompañado a la cantora en los últimos 20 años, en los que han difundido el canto afro en más de 20 países de América, Asia y Europa.
Las imágenes corresponden al artista Andrés Páez, que decidió graficar la cotidianidad de la cantante en distintas facetas de su vida y en los escenarios donde ha paseado gracias a su talento musical.
3 fotografías forman parte de esta exposición montada en Esmeraldas Foto: Marcel Bonilla/ EL COMERCIO
La exposición estará hasta el 30 de enero del 2020, con la finalidad de que los esmeraldeños y los turistas que visitan la ciudad acudan al museo para conocer más del canto tradicional en la voz de una de sus máximas exponentes.
Como parte de la muestra, el pasado 25 de octubre los integrantes de La Voz del Niño Dios ofrecieron un homenaje a la cantora, ante el asombro de la mujer, orgullo de Punta de Piedra, una pequeña comunidad afro, cantón Eloy Alfaro, a orillas del río Cayapas.
El canto de una de las voces impactó a Rosa Wila en el homenaje. Se trataba de Sonia España, voz principal de la agrupación África Negra, quien envolvió a Wila en un profundo abrazo en medio del canto.
Para España, la cantante se ha convertido en el punto de referencia de las nuevas generaciones del canto tradicional que buscan conservar los arrullos en medio de otros ritmos actuales que intentan opacarlos.
Desde el 2015, los instrumentos musicales y los cantos tradicionales de la cultura afro fueron considerados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, tras el pedido de los guardianes de la tradición afro.
Uno de los invitados a la celebración fue el escritor Juan Montaño, quien destacó el aporte de la cantante, abanderada de la oralidad ancestral, por haber compuesto más de 200 arrullos.
En la casa de la cantante, ubicada en la Isla Piedad, un barrio popular de Esmeraldas, Wila conserva su cuaderno con sus arrullos escritos con lápiz sobre hojas de una línea. “Son pequeños garabatos que solo yo entiendo”, dice Wila con una amplia sonrisa. El bombo y el cununo permanecen allí, donde ha trabajado con diversos cantantes en grabaciones y composiciones.