Tras el paso de la gira Viaje por Guayaquil el pasado miércoles y por Manta el día de ayer, Ricardo Arjona sigue confirmando su poder de convocatoria en tierras sudamericanas.
Hoy y mañana el guatemalteco buscará continuar con tal tendencia en la capital, ciudad que lo recibirá esta vez en el coliseo General Rumiñahui.Claro, para abrir el telón estará antes el cantante ecuatoriano Fernando Pacheco, que también participó en la apertura de Arjona en la ciudad de Guayaquil y que ya ha tenido experiencia como telonero de actos internacionales, como el del propio Arjona, -en el estadio Olímpico Atahualpa en el 2012-, Jonas Brothers
o Backstreet Boys.
Su intervención durará 30 minutos, tiempo en el que interpretará temas del disco ‘Tributo a los míos’, placa con ‘covers’ de canciones de artistas ecuatorianos.
De ahí en más, las luces se centrarán en la figura del creador de discos como ‘Sin daños a terceros’, ‘Galería Caribe’, ‘Santo pecado’ o ‘Adentro’. El artista será respaldado por un montaje escénico que, según la organización, pesa 30 toneladas.
Esto incluye todo el ensamblaje del escenario con su fachada de una estación de tren como motivo central, tres pantallas LED gigantes que retratan con efectos visuales los diversos ambientes del repertorio, una bicicleta con bocinas y un tren de color rojo.
La logística encargada de que todos estos detalles operen a la perfección, está conformada por 55 personas, quienes son parte del equipo técnico de la gira que lleva por nombre la
última placa del artista.
Aparte están los músicos que proporcionan el marco musical. Son 12 los instrumentistas de Arjona y la mayoría vienen de Cuba, México y Puerto Rico.
De continuar con el mismo repertorio que en ciudades previas de la gira como Guayaquil, Toluca, Querétaro o Manta,
La mayor diferencia entre show y show serán los diálogos que se entablen entre el artista y su público. Es conocido que Arjona se toma algunos segundos entre ciertas canciones para dirigirse a sus seguidores, y de igual forma no faltarán los regalos de las primeras filas al artista -en Guayaquil, por ejemplo, hubo desde flores hasta peluches-.