Taller realizado con la Asociación de Mujeres Cofanes Suku , de la comunidadCofán Dureno. Foto: Cortesía Senescyt
En 1986, la International Plant Medicine Corporation registró en Estados Unidos la ayahuasca como una nueva variedad. Sin embargo la enredadera de ayahuasca no era nueva; los pueblos indígenas de la Amazonía la utilizaban desde hace mucho tiempo.
Esta patente implicó que la compañía reciba los ingresos por la comercialización y por la investigación farmacéutica de la ayahuasca, sin ningún beneficio para las comunidades indígenas que la utilizaban desde antes.
Para evitar este tipo de apropiaciones del conocimiento tradicional y ancestral de las poblaciones indígenas del Ecuador, el Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos (Código Ingenios) ha establecido mecanismos legales que permitan no solo proteger los recursos del país, sino que, además, se promueva la investigación de los mismos.
Esos mecanismos son difundidos y socializados de algunas formas en diferentes partes del país. Un ejemplo es el taller que se realizó con la Asociación de Mujeres Cofanes Suku el 14 de febrero pasado.
Erika Vinueza, analista de la Coordinación de Saberes Ancestrales de la Senescyt, explicó en el taller sobre la existencia de plataformas virtuales en las que se puede depositar de forma voluntaria los conocimientos de las comunidades.
El propósito de estas plataformas es justamente preservar los conocimientos.
Fabiola Vargas, miembro de la asociación, expresó el interés de resguardar los diseños de sus artesanías, propios de la nacionalidad Cofán.
Otro mecanismo de protección es el repositorio digital de conocimientos tradicionales, que consiste en un centro virtual de información secundaria de publicaciones sobre investigaciones realizadas en el país, referente a conocimientos tradicionales.
Emilio Uzcátegui, asesor de Conocimientos Tradicionales de la Senescyt, afirma que al resguardar los conocimientos en estas plataformas se asegura que nadie pueda patentarlos como algo que recién se ha descubierto.